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Lo inquebrantable.

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Miraba fijamente la madera quemada, veía los trozos de ella en el césped y aún como faltaba su restauración. Estaba parada justo frente a la iglesia, la cual aún estaba destruida, parecía que aún Rick no quería que volvieran a restaurarla. Era de noche, nadie estaba cerca, sólo estaba yo con mis recuerdos. Reviviendo ese capítulo una y otra vez, visualicé el fuego, visualicé a Rick y a Michonne sostener a Carl mientras yo caminaba con prisa y delante de ellos. Me adentré al recuerdo que me marcó la vida y me rompió el corazón para siempre, no había remedio de volver a reparar el daño que esa noche me provocó, un recuerdo que nunca borraría. Estaba dentro de la iglesia, observando a Rick y a Michonne con desespero, esperando el momento en que Carl dijera adiós para siempre. Me veía justo aún lado de Carl, ambos destrozados y consumidos por esa noche, llenos de cenizas, de sangre y cansados. Volví a la realidad cuando escuché el sonido de la bala que acabó con su vida, que hizo que Carl cerrará sus ojos y fuera a la eternidad.

Mis manos temblaron ante el terrible recuerdo de Carl ahí, una y otra vez reviví el capítulo de diferentes ángulos en mi cabeza, pero todos terminaron igual; terminaron con Carl sembrado en el piso de madera con un hoyuelo en su cabeza, mientras que su sangre salía y yo lloraba con desespero. Recuerdo cómo mis rodillas se rasparon en el suelo, como esa noche había sido irreal, recuerdo como el sol había salido pero había sido desgarrador, había sido desgarrador decirle adiós al sol. Si, eso era Carl Grimes para mi, Carl era mi sol en días oscuros donde él solo era quien me iluminaba. Él fue mi salvación pero yo fui su total destrucción. Mis ojos se humedecieron cuando aún el recuerdo parecía seguir como una película, me veía gritando y sosteniendo el cuerpo de Carl aunque la sangre de su cabeza se plasmara en todas las partes de mi cuerpo. Me veía abrazándolo, gritándole al cielo y pidiendo que nada de esto fuera real. Gritaba una y otra vez por qué, por qué y por qué, sin tener una respuesta alguna pero no tenía duda de que Carl Grimes había muerto valientemente. Ahora, buscábamos paz en las comunidades, era lo que él quería y era lo que haría aunque me costara mi orgullo.

—También vengo aquí, cada noche antes de dormir, se que su alma ya no vaga por aquí y que él descansa en paz, pero me castigo cuando vengo al darme cuenta que pude haber hecho algo por mi hijo.—escuche la voz de Rick Grimes detrás de mi, una voz con firmeza. Mis lagrimas se deslizaron por mis mejillas, mientras que la fría noche nos abrazaba.

—Hay muchas cosas que no se pueden evitar, Rick, de una manera u otra terminan pasando.—lo corregí.—Solo basta un segundo y todo se acaba.—le dije, diciendo unas palabras que él entendía, unas palabras que él le inculcaba a Carl.

—Maggie hoy fue al puente a buscarte luego de que envío ayuda médica para Aarón, quien perdió la mano desgraciadamente por una negligencia de uno de los salvadores, a quien expulsamos.—Rick continuaba detrás de mi, mientras que no tarde en girarme, dándole cara.—Se acercó a mi con tu carta, me pidió que te dijera que no cometieras un error del cual pudieras arrepentirte.—no podía imaginarme a Maggie diciendo esas palabras, no era la misma que había conocido tiempo atrás.

—El error lo cometió ella cuando decidió tener venganza en su interior y no paz, cuando decidió no perdonar.—le corregí a Rick, mirándolo fijamente.—Me ofreciste volver a Alexandria como acto de recuperación para mi, como un acto de no sentir soledad y poder rodearme de lo que era antes, por esa razón decidí abandonar Hilltop, para volver a mi hogar y si ella no es capaz de entenderlo; no es mi error. Ella no es a quien conocí tiempo atrás, el poder de tener un liderazgo la ha cambiado y el deseo de venganza, la ha podrido.—abría mi corazón con palabras honestas, diciéndole a Rick como me sentía realmente respecto la actitud de Maggie, una actitud irreconocible.

𝐬𝐚𝐥𝐯𝐚𝐜𝐢ó𝐧 ─𝐂𝐚𝐫𝐥 𝐆𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora