I'm not psychopath.

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Al día siguiente me preparé para ir a clase como un día más. Después de arreglarme y saltar en mi cama para llegar al póster de Theo James, mi platónico, y darle un pequeño besito bajé a desayunar con mi madre. Me lavé los dientes y me eché un poco de colonia de vainilla.

Amaba el olor a vainilla.

Hoy iba con el tiempo perfecto, así que miraba constantemente hacia los lados a ver si me encontraba con el chico de los auriculares. Cruzaba las calles y observaba con atención, cuando estaba llegando a el portal de Nora me preocupé. No lo veía por allí y dudaba que hubiera pasado ya por allí. Pero, unos instantes antes de que llegara a la calle de mi amiga le vi, con la camiseta que había llevado el primer día y que gracias a ella me había fijado en él; una camiseta de Nirvana.

Iba a cruzar un paso de peatones que acababa en mi acera. Me lo iba a topar, así, sin remedio alguno, cosa que me hizo feliz. Me peiné un poco con la mano y acomodé mi ropa conforme me acercaba allí, estaba tan emocionada de tenerle unos segundos cerca que no pude evitar sonreír. Claro, que no tenía una sonrisa bonita en ese instante, si no más bien una sonrisa de psicópata, de payaso de circo malvado, de acosadora y violadora a tiempo parcial. Y tuve la buena suerte de que por una vez en la vida me miró.

¿Me vio?

Sí.

¿Con cara de acosadora?

También.

El pobre chico abrió los ojos un poco más de lo normal algo asustado y sonrió tímido. Ahí mi cara reaccionó, conseguí sonreír normal y no pude evitar que mis mejillas se sonrojaran.

Genial, me ve por fin y la primera imagen mía es la de una psicópata suelta.

Empezó a acelerar el paso y yo enseguida paré para llamar al timbre de mi amiga. Enseguida bajó, me dedicó una sonrisa y nos empezamos a dirigir a clase. Al chico no lo volví a ver hasta la hora del descanso. Después de tres duras horas soportando tres odiosas asignaturas bajé con Nora hasta las escaleras de siempre.

Os preguntaréis si tenía más amigas a parte de Nora.

Mi respuesta es que no. Ella era mi única y mejor amiga en ese momento por la simple razón de que hasta el curso pasado salía con unas cuantas chicas más, pero que ya no las podía ver ni en pintura. ¿El por qué?

Pues porque son unas zorras, san se acabó.

Y no, no juzgo a las personas por las apariencias. Esas chicas las conocía desde que era pequeña pero habían cambiado mucho ellas y yo. Ambas cambiamos, empezamos a chocar... Y bueno, ahora estaba con Nora, la única que me entendía de verdad.

Esas chicas eran Lottie y Sam, unas asquerosas. Fueron las primeras en acercarse al chico que ahora pensaba que era una psicópata pervertida, a principio de curso. Pero no, no las odiaba por eso.

Bueno, como antes decía estaba bajando las escaleras Nora me avisó de que iría a la cafetería para comprar algo, ambas sabíamos que las colas de allí no eran precisamente pequeñas así que fue para allí más rápido mientras yo caminaba tranquilamente hasta llegar a las escaleras. Pero claro, por suerte o por desgracia me choqué con alguien.

Eso me ocurría a menudo por ir mirando al suelo mientras caminaba. Pero esta vez no me choqué con alguno de los chicos guapos del instituto, ni con un profesor que luego me pondría una amonestación por tirarle el café encima en el impacto, ni si quiera a ninguna de las zorras.

No.

Tuve que chocarme con el chico de los cascos. No había otro ser en este mundo para chocarme. En cierto modo me gustó porque por primera vez supe lo que es tocar su cuerpo. Pero por otra parte; tan solo toqué un segundo porque enseguida reboté y por los pelos caigo hacia atrás.

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