Capitulo 29: La vieja Medusa

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La puerta de mi cuarto estaba cerrada con seguro. No quería ver a nadie aunque dudaba de que alguien se dignara a buscarme. Sea lo que fuera que estaba pasando abajo, era más importante que el hecho que había cometido un asesinato.

Me había tomado una ducha y cambiado de ropa. Me quede un poco trastornada por lo fácil que fue quitarme toda la sangre. Mi piel ya estaba completamente limpia, sin rastro de lo que había hecho, pero mi mente me jugaba malas pasadas haciéndome sentir que aún estaba sucia.

Ahora estaba enfundada en unos shorts cortos de tiro alto negros con un top de manga larga rojo, mi chamarra de cuero y mis botas militares. Busqué las llaves de mi moto, porque no había manera en el infierno en que me quedará encerrada en mi cuarto el resto del día. Me di cuenta de que mi preciosa bebé estaba aun afuera del taller mecánico de los cuervos.

No me entró ni un poco de remordimiento cuando dejé la casa club sin avisar, asegurándome de que nadie se diera cuenta que me salía. Lo que resulto en una tarea más difícil de lo pensado ya que al parecer en el tiempo que había pasado en el sótano los moteros habían decidido multiplicarse y ahora se hallaban por todas partes.

Por más que en mi fuero interno lo único que quería era quedarme en mi cama y llorar hasta hacer un berrinche por todas las cosas que había perdido en las últimas 48 horas sabía que eso no resolvería nada. Hell había saciado el estrés de mi cuerpo y el Ruso hizo que mi enojo disminuyera lo suficiente para darme una visión clara de que lo que iba a hacer.

Me fui caminando la taller mecánico, use el tiempo en llegar para hacer una llamada a mis amigos. Les advertí de la amenaza del sujeto, porque sabía que mis amigos no eran de ambientes limpios y me preocupaba lo que les fuera a pasar, aunque eran capaces de cuidarse a si mismos. Pero en este mundo no todo es justo y ya estaba cansada de perder a personas que me importaban.

También les pedí que movieran influencias y me ayudaran a conseguir más detalles acerca del accidente de mi madre y acerca de los cuervos. Porque estúpida de mí, nunca se me ocurrió investigar el pasado del club por más que ellos lo hicieron conmigo. Y hablar con mis amigos me hizo caer en cuenta de lo buena chica que habia sido desde mi llegada a este país, digo, aún no me habían arrestado ni una sola vez y eso no era común en mi persona.

Ivan me contó que tiene familia de California, unos primos lejanos que eran los únicos que conocía de su familia. Y como él, ellos tampoco eran trigo limpio, por lo que mi amigo fue capaz de hablarme de varias direcciones dónde podía encontrar peleas ilegales y carreras. Justo como a las que solía asistir en Rusia. Por si me aburría, aunque me advirtió que no fuera sola.

Cuando llegué al taller mecánico varios hermanos me vieron de reojo mientras me subía a mi moto y arrancaba por las calles.

Vi como alguien al verme irme sacaba de su mono de trabajo un celular y después se lo llevaba al oído. Se por seguro que estaban llamando a Hades para decirle que su hija estaba desapareciendo sin permiso, de nuevo.

Conduje hasta la casa de Darren, hace mucho que no veía al peliverde y necesitaba el consuelo de una persona que no montara en moto o usara un chaleco de piel. Me detuve enfrente de su casa y nerviosa toque la puerta.

No sabía que demonios le iba a decir a su madre si resultaba que él no estaba. O peor aún, si su hermano era el que me abría. Aunque no lo llegué a conocer la vez que me quedé a dormir aquí, sabía que no era del agrado de mi amigo.

Pero por suerte nada malo paso, porque cuando la puerta se abrió me dejo ver la loca cabellera de Darren que ahora era de un azul eléctrico muy genial que ame de inmediato.

-¡Tasha!, que sorpresa verte, no te esperaba, ¿Quieres pasar?-. Me pregunta y yo le sonrió mientras asiento.

-Hola Darren, lamento ser tan mala amiga, han estado pasando cosas locas con mi padre y su banda de motociclistas y bueno. Supongo que solo me perdí entre todo-.

Te Reto a ConocermeWhere stories live. Discover now