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—Ta-Tamaki... No... No te muevas así— pidió en un jadeo la exhausta chica de cabellos _______. Se acomodó mejor para estar más cómoda bajo el azabache.

Go-Gomen— se disculpó, moviéndose con más delicadeza, con temor de poder lastimarla.

—Bien, ¿Qué sigue?— giró su cabeza hacia el costado para poder ver con claridad —Oh, ya... Ya veo— tragó en seco para proceder a mover su cintura —No espera Tamaki, ¡N-No pongas tu mano ahí-¡AAAH!— ambos cayeron sobre el telón, con sus rostros teñidos de carmín y ardiendo un poco, estaban muy agotados.

—Mirio me debes cien yenes— sentenció la peliceleste con una expresión de victoria.

El rubio recién nombrado bufó, para luego sacar su billetera del bolsillo —¡Maldición!— se quejó al darle el dinero, escuchó una risilla proveniente de la ojiazul.

—Sabía que no durarían más de quince minutos en Twister jeje~ cerró uno de sus ojos y sacó la lengua, agitando el dinero que acababa de recibir frente al rostro del más alto, quien se encogió de hombros y se acercó al par de adolescentes sobre el suelo, respirando pesadamente.

—Parecen como si hubieran luchado contra un villano o algo así— habló la fémina de tez blanca, acercándose de igual manera como había hecho el de orbes zafiros hacía unos segundos atrás, posándose al lado de éste mismo. Sonrió.

—Ustedes no estuvieron aquí, así que no recriminen nada— gruñó Hoshinaka, usando sus codos como apoyo para ir enderezándose poco a poco sobre la alfombra de su sala. Miró de reojo al ojinegro, quien seguía tendido en el suelo, sus mejillas se sonrosaron y sonrió con ternura —Voy por un vaso de agua, ¿Quieren algo?— preguntó, terminando de levantarse y sacudiendo ligeramente su ropa.

—¡Helado!— exclamó agitando sus brazos, la oji_______ negó levemente con una sonrisa al ver la respuesta de Hadou.

—De acuerdo, traeré helado para todos— dijo y se fue en dirección a la cocina, pasando por el portal que separaba la sala del pasillo que conducía a la habitación antes nombrada.

El rubio y la peliazul se miraron con complicidad.

—Nee~ Amajiki— se le acercó maliciosamente, el nombrado abrió sus ojos y giró su cabeza para ver a la de ojos celestes.

—¿Qué sucede?— inquirió en voz baja.

—¿No crees que deberías cambiarte?, ese suéter de seguro te da calor— se cruzó de brazos —Además, al abrazar a _______ puede que le de calor a ella también por tu suéter— asintió convencida con su rebuscada excusa.

Demasiada obvia. Pensó el rubio con una sonrisa apenada y una gota de sudor pasando por su sien.

—¿Q-Qué?...— ladeó su cabeza con confusión y se sentó, cruzando sus piernas y rascando su mejilla con extrañeza.

—Lo que trata de decir Nejire...— intervino Mirio, buscando la forma de arreglar el desastre verbal que había ocasionado su amiga.

Lo dejo en tus manos. Dijo telepáticamente, consciente de que no tenía ningún kosei de ese tipo y que el rubio no la escuchó.

—Hace un poco de calor, y tenía pensado que saliéramos más tarde, ¿Por qué no te cambias?, si no mal recuerdo, todos tenemos mudas de ropa en la habitación de ________— trató de sonar lo más normal y convincente que siempre, hubo un corto silencio.

No los entiendo... Frunció levemente el ceño ante el inesperado comportamiento de sus amigos.

—Está bien...— se levantó y se dirigió a la habitación de su pareja, algo extrañado pero tratando de encontrarle sentido a lo que le habían dicho.

𝒍𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝒃𝒖𝒕𝒕𝒆𝒓𝒇𝒍𝒚 || 𝙩𝙖𝙢𝙖𝙠𝙞 𝙖𝙢𝙖𝙟𝙞𝙠𝙞 ✓Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ