CUATRO

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El corazón me late muy fuerte. Siento una felicidad que jamás había sentido. Los problemas se convierten en una bruma que se disipa. Daría lo que fuera para que este instante fuera eterno. No importa nada más que mis brazos alrededor de Hyo y los suyos envolviéndome a mí. Le abrazo con tanta fuerza que tiene que apartarme.

—¿Recuerdas que algunas de mis heridas aún se están curando?

—Es verdad, lo siento —contesto cohibida y algo molesta porque haya sido él el que me haya apartado—. ¿Qué ha ocurrido?

Hyo sacude la cabeza con tristeza.

—Los drones atacan la ciudad por oleadas. Les dije a Abía, Nómed y Myd que se pusieran a salvo, y sí, a Fiko también —sonrío—. Yo les avisé a los habitantes de Táborshlek... Pero no estaban preparados y pensaban que yo tenía algo que ver —cierra los ojos—. Por suerte, decidieron creerme al ver que tenía razón. Tobat me ayudó.

—¿Tobat? —recuerdo la mirada oscura del tío de Yaroc y un escalofrío me recorre la espalda. También recuerdo haberle visto hablar con Hyo—. Pensaba que no confiaba en nosotros.

—Dijo que si Yaroc se había atrevido a dispararle por ayudar a una chica que ni siquiera conocía, debíamos tener razón.

En ese momento, veo que Yaroc nos está mirando desde la puerta. Tiene el ceño fruncido y los brazos cruzados, en cuanto me giro hacia él, da media vuelta, con el odio claramente reflejado en sus ojos.

—¡Espera Yaroc!

Le sigo, no parece dispuesto a pararse. Cuando le alcanzo, le agarro del brazo y le obligo a que se gire. El chico me empuja bruscamente hacia la pared y me coloca su brazo en el cuello. Intento apartarlo con la mano pero es inútil.

—Yaroc...

—¡Déjalo Yadei! ¡Deja de intentar solucionarlo todo! ¿No ves que es inútil? —tiembla de rabia— Llevo años intentando que mi tío me acepte, intentando que ayude a mi familia y lo único que he conseguido es odio de su parte. Y va, una niña amiga de un robot, y me quita todo lo que había conseguido.

Siento que me fallan las fuerzas, Hyo observa la escena, dispuesto a actuar, pero lo hago un gesto con la cabeza. No, puedo yo sola.

—Lo... siento... No era... mi in... intención molestarte.

El chico aprieta los dientes y mira hacia un lado. Aprovecho ese instante de distracción para darle un rodillazo en el abdomen y hacer que se desestabilice. Tropieza consigo mismo y me libera, yo cojo aire con todas mis fuerzas y empiezo a toser. Yaroc se marcha, no sin antes fulminarme con la mirada, yo vuelvo junto a Hyo. El androide me mira ligeramente sorprendido.

—Yaroc te tiene envidia —el androide sacude la cabeza.

—Ya lo sé —contesto sonriendo tristemente.

Hyo observa a su alrededor y ve el pasillo hecho de hormigón. Va a preguntar algo, justo cuando Ogue y Misuk aparecen por él. El primero nos saluda agitando la mano con energía, mientras que Misuk se queda observando a Hyo atónita. Cuando por fin es capaz de reaccionar se abraza a él con fuerza.

—Oh, Hyo... Pensé que te había perdido para siempre —Hyo se queda quieto, observando a la mujer con extrañeza, Misuk se separa y le mira. A pesar de que también expresa muchas emociones, su forma de hacerlo es mucho menos humana que la de Hyo—. ¡Sí que te has recuperado pronto!

—Lo siento... yo... No sé quién eres —contesta Hyo desconcertado.

—Oh, pensé que Yadei te lo habría explicado ya, me llamo Misuk —suspira—. Pronto lo entenderás.

Errores | Completa | HO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora