[1] Banshee | Civil War

Epílogo

    STEVE ROGERS OBSERVÓ A LOS WAKANDIANOS TRABAHAR MIENTRAS BUCKY SE PARABA A SU LADO EN SILENCIO, vestido con unos pantalones de pijama blancos y una camiseta del mismo color, sano y sin heridas, el hueco que Tony Stark había dejado en su brazo ya cubierto con una capa metálica que la hermana del rey T'Challa le proporcionó.

Resulta que aquel día en Siberia no estaban completamente solos, sino que la Pantera Negra los había estado siguiendo para matar a Bucky. Claro está, que se dio cuenta que estaba a punto de matar al hombre inocente al mismo tiempo que el Barón Zemo les reveló su plan, justo antes de que todo estallará en caos. Había sido el futuro rey de Wakanda quien detuvo que el sokoviano se suicidara y lo llevó ante la CIA, dejando que Everett Ross se encargara del asunto, y, en el proceso, al ver que Steve no tenía adónde ir con su mejor amigo moribundo cargado al hombro, les ofreció refugio en su hogar en Wakanda.

Han pasado semanas desde aquel día y no ha pasado ni una sola vez en la que Steve se levantara cada mañana sin sentir aquel peso sobre su pecho, recordándole una y otra vez a la persona que había dejado atrás. Y si él creyó que haberse ido sin Lyann había sido lo peor, tener que decirles a los demás que el rescate de ella tendría que esperar un poco fue mil veces peor, y se dio cuenta de ello cuando Wanda Maximoff usó su poder y lo estrelló contra una pared, abollándola.

Algunos guardias wakandianos que custodiaban el área se pusieron en posición de ataque, pero una sola señal de T'Challa les hizo saber que no era necesario una pelea.

Steve se levantó con ayuda de Bucky.

–Wanda...

–No –le interrumpió ella con fuerza, sus ojos brillando por el poder escarlata suyo–. No me digas que tendré que irme sin ella porque no lo haré, Steve. No lo haré.

Steve no apartó los ojos de ella, pero los demás centraron las miradas en el ser místico que la acompañaba, y Visión dio un paso hacia Wanda.

Y se golpeó la cara con una barrera escarlata.

–Ni siquiera lo intentes –siseó y la sala completa se sumió en un sepulcral silencio mientras Wanda daba un paso y se acercaba a Steve, sin hacerle caso al Soldado del Invierno que se mantenía fijo a su lado–. La buscaré yo misma si tengo que hacerlo, Steve, y lo sabes. Sabes que ella no se puede quedar ahí, no confía en nadie más que nosotros.

–Pero si nos arriesgamos a ir por ella sin un plan, sin haber bloqueado todos los medios posibles para recuperarla, el gobierno llegará primero que nosotros. Después de ahí, no habrá forma de poder encontrarla jamás.

Nadie dijo nada ante las palabras de Steve.

–Lo que dice el Capitán es cierto –intervino T'Challa, dando un paso para acercarse al grupo–. Tengo fuentes entre cada gobierno del mundo y todos tienen los ojos puestos en la señorita Evans. Un paso en falso y no podrán recuperarla.

Wanda, rendida, suspiró con pesar y dejó caer la barrera, permitiéndole a Visión acercarse.

–¿Y entonces qué hacemos?

–¿Por ahora? Desaparecer –respondió Natasha, quien llegó el día anterior y con el cabello teñido de rubio para pasar desapercibida–. Con este tipo de cosas el gobierno es muy meticuloso, tienen a la CIA y la DEA metidos en todo este lío, así que lo único que podemos hacer ahora es esperar al momento indicado... –una sonrisita apareció en su rostro–. Y esperar que nuestra Lyann no cause muchos problemas.

La tensión en la sala pareció relajarse ante aquel último comentario, y el propio Steve se encontró sonriendo un poco luego de días. Miró a su mejor amigo y también lo encontró mirándose los pies, sonriendo a medias.

–Déjenmelo a mí –les dijo a todos–. Para recuperar a Lyann no necesitamos de todo un equipo al estilo SWAT. Ustedes, mientras tanto, manténganse fuera de los problemas, no llamen la atención, no se queden mucho tiempo en el mismo sitio y repórtense cada veinte de cada mes. Ya todos saben la palabra clave para comunicarnos.

El silencio volvió a reinar, y con ello, la duda, aquella pregunta que flotaba en el aire y que nadie se atrevía a preguntar. Claro, al menos que no fuese un ser de este planeta que en realidad no le importa nada de ello...

–Si me permite, Capitán, y con todo respeto –empezó a decir Visión y una sonrisita apareció en el rostro de Wanda ante su formalidad–, ¿pero qué le garantiza que podrá recuperar a nuestro miembro faltante?

Todos los ojos cayeron sobre Steve, pero el Capitán América miró a su mejor amigo y los dos sonrieron.

–Porque se lo prometí.

FIN DE BANSHEE