[1] Banshee | Civil War

II | ¿Tan poderosa es?

        STEVE ROGERS HA VISTO COSAS DURANTE SU LARGA Y ETERNA VIDA, PERO LO QUE PRESENCIÓ UNA VEZ SE LLEVARON A LA AGENTE LYANN EVANS a la base general de los Vengadores y la joven fue despojada —aún inconsciente— de su traje de combate y sus armas tomó a Steve desprevenido, aunque debió haberlo esperado.

Según los archivos de la agente Evans, la chica Lyann tenía diecisiete años y, aun así, ha sido brutalmente herida, especialmente en los muslos y la espalda. Había cicatrices de todos los tamaños y ángulos por doquier, y todavía le quedaban algunos moretones en los costados de su cuerpo, probablemente de alguna misión reciente que tuvo; Steve Rogers no desconocía su origen. De lo que sí tenía conocimiento era la crueldad de HYDRA, por lo que Steve sintió una presión en su pecho, el rostro de la agente Lyann transformándose en el hombre que había sido su mejor amigo y hermano de batalla.

Steve intercambió palabras con Sam y Natasha y, tras haberse sentado en un sillón junto a la camilla de Lyann, tomando aquel momento para leer su expediente más detalladamente, se dio cuenta de que sentía compasión por la adormilada joven frente a él.

¿Bucky habrá sufrido más que ella?

Notó el desempeño impecable de Lyann Evans trabajando para HYDRA; misiones excelentemente cumplidas, pruebas perfectamente pasadas, exámenes exitosos. De no ser porque Steve ya obtuvo una dosis de la agente Evans y su don, se hubiera preguntado qué significaba "grito inhumano" en su expediente, tampoco se tomó las molestias en investigar más a fondo cómo HYDRA logró desarrollar tales poderes e implementarlos en un ser humano. Algunas personas nacían con genes diferentes al rango normal, transformando al sujeto y haciéndolo capaz de amplificar su cuerpo de dicha manera y adaptarlo al poder metahumano.

Steve Rogers mismo lo vivió.

Afuera caía una tormenta y truenos rompían los cielos.

Madre muerta tras dar a luz, sin hermanos o familiares, con un padre millonario muerto, la agente Evans no asistió había a la escuela —aunque recibió educación dentro de HYDRA— ni cargaba con una vida social. Era un punto muerto; no había nada ni nadie con quien conectar a la agente Lyann.

Steve Rogers se preguntó cómo fue posible que sobreviviera a tales experimentos...

Un movimiento brusco de manos sacó a Steve de sus pensamientos y observó con ojos serenos cómo una muy despierta Lyann Evans tiraba de los cinturones que la mantenían sujeta a su camilla.

Lentamente, ella también lo miró.

Y Steve Rogers vio nada más que vacío en sus ojos azules.

Al recobrar el conocimiento, Lyann tardó unos valiosos segundos en recordar lo sucedido. Su mente era un borrón de nada. Los cinturones de velcro, sin embargo, ayudaron a aclarar la niebla que circulaba en sus pensamientos, sus sentidos ajustándose a sus alrededores, y los acontecimientos regresando a ella como una ola. La rabia, entonces, se convirtió en una tormenta dentro de ella, oscura y poderosa.