Cap:25

1.6K 143 78
                                    

—¡Deku-kun, a tu derecha!

—¡e-espera un segundo, no puedo-!

—¡aah!

Izuku se agachó, justo a tiempo para que una pequeña bolita de pintura roja partiera el aire a toda velocidad y se estampara en el matojo donde segundos antes él había estado.

¿En qué momento todo había acabado así?

Bueno, hacía falta recapitular.

A las seis de la mañana había sido despertado de forma brusca —si es que realmente aquello había sido brusco—, con unos labios sobre los suyos que le hicieron cortar la respiración.

___________ ya estaba vestida, llevaba ropa hancha y oscura, su cabello estaba amarrado en una coleta alta —al igual que todos los días —que empapada goteaba hacia su espalda y pecho.

—te dije que despierto a las seis— le regañaste dándole un golpecito en la frente —ahora levanta, que llegaremos tarde.

Aún en Shock obedeció, vistiendose con cuidado de no despertar a Kacchan, que dormía con el ceño fruncido en su propia cama. Después bajó al salón, donde lo empujaste hacia la cocina para que desayunara lo que había sobre la mesa, un panecillo de melón y una tacita de café.

Pasada cerca de media hora ya estabais ambos dentro del vacío vagón de un tren, a una sola parada de vuestro destino final.

Midoriya había preguntado varias veces ya, sin conseguir respuesta alguna más que un par de insultos, y no supo nada hasta que no estuvisteis a las puertas de un local, donde habían dos personas esperando.

Las conocía a ambas, más que bien, y casi no podía creerse que Uraraka se encontrara allí por cortesía de ________. La castaña llevaba un rato esperando ahí, en compañía de Todoroki, al que sí se imaginaba estar allá.

Ochako le saludó animada, sin querer tampoco revelar qué era lo que iban a hacer y Shoto asintió con su cabeza como salutación.

—mira que son lentos— resoplabas tras revisar la hora en tu celular —van veinte minutos tarde...

—no es como si tú hubieras sido puntual— Todoroki se mofó, recibiendo un golpe en las costillas.

Midoriya ladeó la cabeza, pensando quienes eran aquellos que llegaban supuestamente tan tarde, descartando a Kacchan, Shinso, Shoji, Ojiro, Iida...

A cada rato más gente parecía borrarse de la lista hasta que finalmente aparecieron.

Solo podía recordar a uno de ellos, al más alto, de cabello azabache despuntado e incontables quemaduras y piercings. El otro no encajaba con nadie que conociera.

Era bajito en comparación al otro, con el cabello de un rubio pálido o cenizo, revuelto. Llevaba una chaqueta beige, de aviador juraría y también un café humeante entre sus manos. Su mirada era profunda, gracias al delineado en negro de sus ojos, pero aún así parecía estar aburrido o cansado.

—¿qué es lo que ven mis ojos?— preguntó el chico, con tono divertido —¡pero si es la chiquita malhumorada!

—llegáis tarde— regañaste cruzada de brazos.

—es que no sabes cómo me apetecía un cafecito de buena mañana— suspiró —y me ha costado encontrar una recompensa a cambio de que Dabi me comprara uno.

—a mi no me importa las porquerías que hagan a solas mientras no me influyan— espetaste —pero a la próxima, apuren un poco. Deku, Uraraka, él es keigo takami.

Hawks— corrigió alzando un dedo —el mejor amigo de Dabi.

Ambos chicos se sonrieron de forma pícara, tú negaste con la cabeza.

una Bakugo// Midoriya izuku x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora