Cap:1

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Vacaciones de verano.

5:30 de la mañana.

Casa de los bakugo.

— eres muy ruidoso.

— me vale verga.

Un sábado, primer día de vacaciones, a las malditas 5 y media de la mañana, y ya estaba el idiota de tu hermano haciendo ruido.

—quiero dormir, ¿sabes?

— tú hacías ruido a las 9 de la noche.

—yo a las 9 estaba abajo viendo la tele.

La roja mirada de katsuki hizo competencia contra la tuya y solamente hicieron falta segundos para que empezaran a volar cosas.

—¡ESTÚPIDA!

—¡INÚTIL DE MIERDA!

y entonces, un golpe contra la puerta, que se abrió de par en par, cortó la discusión.

—¡LOS DOS! ¡AL JARDÍN!

katsuki fue el primero en chascar la lengua y pasar por el arco de la puerta mientras le llamaba vieja a su madre y luego le fuiste tú, cerrando la habitación con mala gana.

¿Que si ser de la familia Bakugo era una maldición?

Bueno, algunas veces, pero en general no estaba mal. Bueno, luego estaba el tema de ser la menor, eso si que era la gran tortura.

Eras tan igual a él como tan diferente.

Katsuki era madrugador, tú una completa dormilona, él era productivo, tú una vaga sin remedio. Algo así como el yin y el yang, pero no tanto.

Físicamente eras una copia de tu hermano, con unos centímetros menos pero una copia.

La piel asquerósamente blanca que a la mínima se quemaba, las pupilas rojas como rubíes, una figura marcada y el cabello cenizo despuntado hacia cualquier lado. El ceño fruncido era cosa de familia, lo tenías claro.

Seguramente lo del cabello era lo peor, por que peinarlo era una completa odisea y aún que tu madre te repitiera miles de veces que sería mucho más fácil cortarlo, tú te encaprichabas con mantenerlo largo.

—te estás durmiendo— se burló tu hermano.

—¿te callas?

Entre tu y tu hermano el silencio igualaba a rendirse, seguramente por esa razón nunca había calma en casa y aquello mismo te anunciaba que Katsuki se había cansado de molestarte y te dejaría más o menos tranquila.

Cansada te dejaste caer hacia atrás y contemplaste el cielo aún oscuro.

—¿que mierda hacías tan temprano?— le preguntaste tapándote la cara con las manos.

—joderte— soltó sentándose.

—majo.

—borde.

Poco a poco los rayos del sol fueron iluminando el verde y fresco jardín donde ambos os insultabais con pereza.

Cerca de las 9 de la mañana se os dio permiso para volver a entrar y detrás de katsuki, como siempre, pasaste por la puerta corrediza que daba al fresco interior.

—arriba a cambiaros antes de desayunar— os mandó Mitsuki señalando las escaleras.

Y ahí daba comienzo otro conflicto.

—¡yo primera!

Echaste a correr escaleras arriba antes de que Katsuki pudiera reaccionar, cosa que desencadenó un torbellino de insultos y aporreos a la puerta.

una Bakugo// Midoriya izuku x lectoraWhere stories live. Discover now