Distintamente similares

12 1 0
                                    

¿Cómo? ¿Cuando? ¿Dónde? -pregunté, y podría jurar que esa sonrisa malévola que sin intención alguna salió de mi boca, le pudo demostrar que cuando dije que mataba personas, era más que enserio.

¿No te parece que hablo mucho y tú nada? -dijo él.

¿No crees que entre más se hable hay menos acción? -finalicé, aquí podría saber si es una víctima o un cómplice.

Es justo, -sacó un arma de su bolsillo, sé que no te conozco en absoluto pero, sé tu nombre y sé que no somos tan distintos.

Me caes bien -dije, me di la vuelta y saqué mi cuchillo.

Me di la vuelta y el estaba apuntándome con su maldita pistola, a lo que yo dirigí mi cuchillo hacia su cuello.

Sí, entonces puedo confiar en tí. -dijo, bajó su pistola y sonrió.

Enserio me pones a prueba ¿a mí? -reí y bajé mi cuchillo.

Quería saber si de verdad habías matado a alguien y si te sabrías defender ante las situaciones que vamos a pasar -dijo y guardó su arma.

Que sutil, entonces yo también puedo confiar en ti -dije y guarde mi cuchillo.

¿A dónde quieres ir?

La verdad, acabo de escapar de mi casa, solo quiero salir de esta maldita ciudad.

Sígueme -dijo a lo que yo obedecí.

Creo que seguir a un extraño, que mató a su esposa, que me puso a prueba con una pistola, es lo más poco lógico y sin sentido que pude haber hecho en toda mi vida, pero creo que ahora mi vida, será así.

George entró a su casa, después de mi. Era bonita, para ser sincera para haberse mudado hace dos semanas, había decorado muy bien.

¿Quieres mudarte aquí?

¿Estás loco? Nuestras casas quedan cerca, rápido me encontrarían.

Tienes razón, vámonos de aquí.

¿A donde?

Donde sea, tomaré algo de agua, comida ropa y dinero.

¿Estas seguro?

Más que seguro -dijo Y empezó a empacar.

No tengo ropa...

Toma algo de mi ex esposa, luego compraremos más.

Usar la ropa de una mujer asesinada por su esposo, es lo más normal que pude haber hecho el día de ahora a las 7:00 AM.

Sube al auto -dijo saliendo de su casa y entrando todo a su camioneta.

A tus órdenes, George Miller, será un gusto. -respondí sarcásticamente risueña.

Subió al auto, me miró a los ojos, rió y encendió el auto.

¿Estás lista? -dijo.

Más que nunca -respondí.

¿Por qué a mi?Место, где живут истории. Откройте их для себя