Capítulo 13: Los Anónimos (parte V)

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Algunas horas más tarde, los gritos y el consecuente golpeteo de la puerta, despertaron a Fhender. Se trataba de Oriana, quien llamaba a su puerta; y de los Anónimos, avisando que habían llegado a destino.
Habiendo ya empacado sus cosas, y con devastadores dolores de cabeza, los tres muchachos junto a la guerrera, encontraron a Ceto en la cubierta del barco. La tripulación se encontraba se parada en dos grupos; los Vahianer, quienes los acompañarían durante el resto del viaje, y los Anónimos. No importaba a que grupo mirase, el joven percibía el malestar de aquellas personas, al enterarse de que un Mythier estaba allí.
El ancla había sido liberada, ocasionando que a pocos metros de la orilla, el barco quedase solo con un leve movimiento pendular. Una tabla tan ancha como para que caminen tres personas a la par, había sido deslizada y finalizaba en su contacto con la tierra.
Se encontraban en las afueras de Lenor, a pocos kilómetros de la muralla que divide el Etel y Enal.

Mientras sus amigos se despedían de algunas personas, Fhender, delatado por el báculo que cargaba sobre su espalda, buscó refugió en Ceto. En las primeras palabras, quizá por la forma de expresarse, el capitán entendió lo que le sucedía y cortó con su estado incómodo.

—Hijo... Estás en medio de un conflicto armado; poniendo continuamente tu vida en riesgo—decía apretando su hombro—. ¿Realmente, te preocupa que opinen estos sucios y mugrosos tripulantes?

—No... no es eso —mirando el suelo.

—El anonimato —como si hablase solo—. Es una buena solución a tu problema... Rigal lo sabía muy bien —sonriendo ampliamente al ver la cara de sorpresa y confusión del joven. No entendía que estaba hablando, pero lo inmutaba que conozca a Rigal—. Que tengas un buen viaje —estrujándole la mano cordialmente. Luego se retiraba, haciendo una reverencia para nada formal al grupo que se acercaba al joven.

—¿Estás listo? —preguntaba Oriana.

Sin más, comenzaron a descender del barco. Acompañados de por lo menos treinta personas.
Fhender seguía confundido y algo mareado. Se sumaban en su cabeza, la historia de Germanus, las charlas con Ceto y las miradas de los demás.
En un intento por dejar de darle vueltas al asunto en su cabeza, corrió la vista de sus pasos en descenso. Ahí, una emoción quizá nunca antes sentida, le recorrió el cuerpo. A pocos metros de la finalización de la tabla, se encontraba una estruendosa multitud, que al ver el descenso del barco, comenzaba a gritar y elevar sus espadas. Banderas, gapers y gritos los recibían. Armaduras de distintos colores, hombres y mujeres de todas las edades.
Los Vahianer estaban ahí. Marcharían juntos.
En ese momento, por primera vez. Fhender entendió, que estaba yendo a una guerra.


Nota de Autor:
Con esta pequeña parte, finaliza el capítulo 13!
En estos días subo la primera parte del capítulo 14!
Gracias por leer!

                                                                                                                              NicoAGarcía

                                                                                                                              NicoAGarcía

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Fhender: La rebelión de los Vahianer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora