Sakura

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Ya me había acostumbrado a las miradas sobre mí. No es que fuera una belleza exuberante, pero mis colores despertaban la atención en la gente. No era nada común el tono de mi cabello ni el de mis ojos, por lo que siempre se me hizo inevitable escuchar como hablaban a mis espaldas.
He tratado de bajar mi propio perfil desde siempre. Desde que iba en preparatoria. Trato de no destacar mucho. La verdad, aunque lo niegue, si me han afectado los comentarios que hacen sobre mi persona, pues no todos tienen buenas intenciones. 
Pero con los años, tomé seguridad en mí misma y he aprendido a ignorar las voces a mi alrededor. 

Tengo 23 años. Estudio psicología en la Universidad de Konoha.  Tengo solo un par de amigos en los que confiar y para mí eso es suficiente.

Cabe destacar, que a pesar de que he intentado sobresalir lo menos posible, los pretendientes no me han faltado. He salido con varios chicos, pero siempre termina todo en un par de citas y nada más. La superficialidad de la gente es detestable, creen que por venir con rollos lindos terminaré cayendo a sus pies, cuando bien sé que solo se han acercado a mí por mi físico, y no por lo que hay bajo mi piel. Quiero ser psicóloga, para mí se hace fácil leer a la gente y descubrir sus intenciones. Sasori no fue la excepción.

Quizás se apareció ante mí con un cuento diferente. Era un chico tranquilo, inteligente y demasiado atractivo. De las pocas semanas que lo conozco, nunca ha hecho un comentario acerca de mi cuerpo, de mis colores. Solo me recuerda cada día lo linda que soy para sus ojos.  Y eso, quizás, me dio esperanza de no volver a dudar ni desconfiar.
Me gustaba, quizás más de lo que yo había imaginado. Pero sus cualidades fueron las que estuvieron en su contra. Era inteligente, no podía dudarlo. Pero astucia fue lo que le faltaba. 

¿Qué tan poca sutileza tenía como para hablar mal de una chica, sabiendo que se encontraba en la misma habitación? ¿De verdad pensó que no lo iba a escuchar?

Sus amigos me acogieron bien, demasiado para mi gusto. Conocía esas miradas.

Naruto estaba de cumpleaños. El alcohol ya corría por mis venas y el calor subía por mi cuerpo cuando Sasori me besaba así. Me levanté para ir al baño, pero olvidé mi teléfono. Le bastaron cinco segundos desde que salí del cuarto para que yo fuera el tema de conversación. Me escondí tras la puerta, simulando no estar escuchando.

— Sakura es linda, pero deja mucho que desear — fueron las primeras palabras que salieron de su boca

— ¿No estás siendo exigente? A penas llevan saliendo unas cuantas semanas

— Quizás. Fuera cualquier otra ya la tendría revolcándose en mi cama. Se hace la difícil, pero no lo es

— ¿No será virgen?

¿Qué mierda les importaba a ellos si yo era o no virgen?

Lo vi acomodarse aún más en la silla.

— No lo había pensado. Quizás por eso es tan boba. Nadie la ha tocado antes

Escuché risas. Fue incómodo. Quería entrar allí y hacerlo callar de una bofetada, pero no aguantaría que se burlaran más de mí. 

— ¿Y crees que caiga contigo?

Sonrió. Estaba empezando a odiar esa sonrisa — Claro que va a caer conmigo. Un par de citas más, flores, chocolates y todas esas cosas estúpidas que les gustan a las chicas y será ella quien me este rogando que la folle

— Sasori, no seas cruel, tiene sentimientos

— Me vale. Desde que la conozco solo he tenido una cosa en mente. Pensé que era difícil llevarla a la cama y se estaba haciendo de rogar. Ahora sé que es una mojigata inexperta

— Y con ese culo quien no quisiera tenerla 

Más risas. Las lágrimas amenazaban con salir. 

— Una vez que me aburra, puedes tenerla tú

— Apuesto a que no te la coges

— ¿Cuánto?

Sentí que mi corazón se estremecía. Quería salir de allí, corriendo, llorando. Pero me prometí una vez que nadie volvería a burlarse de mí. Si ellos querían jugar, yo también podía hacerlo.

Entre a la habitación con una sonrisa. Una falsa y cínica sonrisa. Me senté en sus piernas. Besé su cuello, y me despedí de ellos con la excusa de que me surgió una emergencia. 

No era una mala chica. Podía jurarlo. Pero si me provocaban, podía ser una pesadilla.

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Con las piernas desnudas enredadas en las sábanas azules, me di la vuelta para encontrarme con él, mirándome desconcertado.

— ¿De verdad harás eso?

Me acomodé entre sus brazos — Si ese idiota solo esta jugando conmigo, yo puedo ser peor

— Te recuerdo que eres tú la que llega siempre a mi cama luego de estar con él. Creo que el juego lo iniciaste hace tiempo

Me senté a horcajadas sobre sus piernas, mientras dejaba que acariciara mi espalda.

— Tú eres quien me pidió que esto quedara en secreto. Fuera de esta habitación, ni siquiera nos conocemos

— Conozco a Sasori y si se entera de lo nuestro, no se quedará de brazos cruzados

Me acerqué a su boca para besarle, como tanto me gustaba hacerlo, mientras susurraba en sus labios — Pues que se entere. Ni siquiera es tu amigo como para que le duela tanto. Y él solo me quiere para coger. Lo único que dañaría es su orgullo

— Eres cruel, Haruno. Llevas varias semanas saliendo con él y ni siquiera has dejado que te agarre el culo. A mi me conoces hace un año y cogemos desde el primer día

— Sabes que me gustas desde hace tiempo, pero si tu no quieres hacerlo público, no me queda más que seguir con mi vida. Además solo lo he besado, tu eres el único que puede tocarme

Sonrió. 

— Entonces... ¿Te vas a ligar a todos sus amigos para darle una lección? 

— Dañar su arrogancia será lo más sutil que haré. Le enseñaré que si juegas con fuego, te vas a quemar

— ¿Con quien vas a partir?

— Que tal... ¿Con el tímido? 

— ¿Obito? He visto como te mira. Hazlo, será divertido

— ¿No estás celoso? Digo, Obito no es su único amigo y pretendo flirtear con todos

— No — me besó — por que sé que al final del día, terminarás otra vez sobre mí.


Femme fataleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora