-Ya, pequeña princesa, ya no llores. –le meció con dulzura, frustrada al ver que se removía inquieta, una de sus manitas moviéndose por sobre el suéter de la mujer, sin llegar a tirar. Aún era muy pequeña, no sobrepasando del año de vida.

Los minutos pasaban y la mujer ya había revisado si lo que le incomodaba era el pañal, sí estaba sucio pero aún después de cambiarle la pequeña seguía sollozando. Yang caminó de un lado a otro por el lugar con su pequeña nieta, resoplando frustrada cuando volvió a sentarse en la cama.

Yoongi gateó acercándose y sin dejar de ver a su hermanita, le picó la mejilla, notando como ella giraba el rostro queriendo atrapar su dedo entre los labios » Tiene hambre. –le hizo saber a la mujer quien rió agradecida antes de mirar a su nieto y revolverle el cabello como agradecimiento.

Aun le sorprendía lo inteligente que era su nieto, lo había notado cuando le veía ser tan observador, lo suficiente como para notar que sus padres habían tardado más de la cuenta en regresar a su casa. Ella pensó que no comprendería lo que era la muerte, después de todo la pareja había muerto en un accidente dentro de su trabajo, junto a un grupo de empleados, unos en el incendio que se dio por las malas condiciones que había dentro del área de empaquetamiento en la fábrica, y otros en el hospital luego de semanas de lucha. Tan solo había pasado un mes de eso y Yoongi comprendió que no regresarían cuando le dio el ejemplo con un perro que murió frente a su casa.

-Vamos a alimentar a tu hermanita, ¿Sí? –Yoongi asintió bajándose de la cama para ir por sus sandalias y ponérselas él solito, tomando la mano de la mujer al salir de su hogar.

Yoongi se dio cuenta de que los amigos de su abuela le gritaron algo, y ella les respondió de la misma manera antes de encaminarse por la calle empedrada hasta una casa todavía más pequeña que la de ellos, con una cortina como puerta » ¡Sue! ¿Estás en casa? –preguntó desde afuera, esperando poco a un grito femenino que les permitió pasar. Yoongi se soltó de la mano de su abuela y entró corriendo hasta una silla que se gustaba mucho, una mecedora a la que se trepó y se recostó viendo como la dueña del lugar saludaba a Yang, antes de sonreírle a Yoongi.

-Hola, hoy me dieron unas donas en el trabajo, ¿Quieres una? –Yoongi negó, no quería enfermarse. La última vez que aceptó algo de esa mujer, no importó que le quitara la parte verdosa y podrida de la comida, aún así se enfermó y se la pasó vomitando unos días- Si cambias de parecer, dime.

Yoongi vio a la mujer extender sus brazos hacia su abuela, tomando a la bebé que continuó removiéndose hasta que a su boca fue puesto un pezón. Se pegó a él en seguida, bebiendo con fuerzas y relajándose en los brazos –Muchas gracias, vine a traerte a Yoonji porque no dejaba de llorar, pero iré a casa rápido para traerte algo, no tardo. Yoongi, espera aquí, ya vengo.

El niño se quedó quieto mientras la mujer se sentaba, sonriendo a la nena que se alimentaba, volteando a ver al niño apenas su abuela se fue –Los niños están jugando a fuera, y Hwamin está jugando aquí dentro, ¿No quieres ir con ella o con los niños?

Yoongi negó de nuevo, prefería estar con su abuela que con esos niños mayores que él, no le hacían mucho caso y no se divertía con sus juegos, eso si no le estaban molestando. No insistió más, Sue se acomodó con la bebé y espero así como el menor a que regresara Yang trayendo consigo una bolsa de manzanas –Está mañana me obsequiaron muchas manzanas luego de trabajar, te traigo un poco.

-¡Gracias Yang! –exclamó contenta viendo la fruta que fue dejada en su mesa. Yang solo le sonrió antes de ir a la mecedora cargando a Yoongi, sentándose entonces con el niño recostado sobre su cuerpo, empezando a acariciarle la espalda.

Cosas De Adolescentes - NamjinWhere stories live. Discover now