Morado

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     Los sonidos que salían de su nariz y los ligeros sollozos fueron los causantes de que no escuchara los pasos de alguien subiendo.

El otro adolescente había a subido con la intención de ponerse unas pantuflas cómodas en vez de las sandalias que traía, subió con calma, sorprendiéndose al encontrarse con su hermano tan tenso sobre la silla frente a la computadora. Pensó que se trataba de su tarea, que le tenía molesto y se acercó para intentar relajarle y distraerle, entonces le escuchó sorber por su nariz, como si estuviera llorando. Estuvo por preguntar preocupado qué sucedía, cuando se dio cuenta de que aparecía en pantalla una foto los siete, de su familia, seguida poco después de una de Hoseok y Yoongi.

Se acercó frunciendo el ceño, observando el nombre de una mujer mandando varios mensajes a Hoseok, y por la forma en la que se mostraba el castaño, no parecía que le agradara. Tardó en ubicar el nombre. Al hacerlo solo pudo abrir sus ojos en grande, sorprendido, sobre todo por las fotos que ella mandaba y los mensajes, les leyó desde atrás de su hermano, sin saber cómo reaccionar.

Hoseok cerró la conversación, bloqueó el contacto y apagó la computadora, todo eso temblando y llorando tan bajo como podía. Quien estaba a su espalda no podía dejar de mirar la pantalla, con su mente repitiendo una y otra vez las palabras que leyó momento atrás.

El adolescente de 17 se giró, chocando con quien se había mantenido desapercibido. Jimin.

El cachetón entonces miró a su hermano, viéndole llorar. Era raro ver a Hoseok llorar, al menos así. Le vio llorar de emoción por una película, de miedo por la montaña rusa y de molestia porque no podía hacer correctamente un paso de baile, pero así jamás. No podía definir qué era lo que mostraba su hermano mayor.

Jimin le abrazó. No lo entendía, realmente no comprendía por qué Hoseok estaba recibiendo mensajes de Yoora, ese nombre que nunca escuchaba en casa. Jimin sintió a Hoseok regresarle el abrazo con fuerza mientras escondía su rostro.

-¡JIMIN ES NUESTRO TURNO! -escucharon el grito de Jungkook.

El cachetón iba a responder cuando sintió un leve empujón -Ve Jiminnie -le habló Hoseok en un susurro-, ve, estaré bien.

Jimin negó frunciendo el ceño -No, esto parece una emergencia.

-No le digas a nadie. -susurró Hoseok notándose aterrado con la idea y Jimin tensó su mandíbula. Creía que se habían prometido no ocultarse nada, no entre hermanos.

Claro, había cosas que podían guardarse, él tenía sus secretos, pero eran pocos y jamás les ocultaría a sus hermanos algo tan importante como eso. A sus padres tal vez, aun sabiendo que no era correcto, pero a sus hermanos nunca.

-¡No voy a jugar! ¡Juega con Tae! -les gritó, a lo que escuchó como festejó Tae entre aplausos y pedía una canción en específico.

Ambos agradecieron al no escuchar que pidieran explicaciones y Hoseok tiró de Jimin para llevarle a su cuarto, cerrando la puerta detrás de ellos. El mayor habló -Por favor no digas nada.

-¿Hablas con ella desde hace mucho tiempo?

Hoseok negó sin dejar de llorar -No, no importa ya Jimin, n-no importa -contestó rápido para luego sorber por su nariz y arrugar la nariz, observando a su hermano menor frente a él-, no importa. Fu-fue mi culpa, perdó-name.

Jimin quería abrazarle, jamás le había gustado a ver a uno de sus hermanos tristes, pero algo de molestia le impedía ir con él.

La verdad, él no sabía qué hacer -Hyung, creo que debemos hablarlo los cinco.

Cosas De Adolescentes - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora