Capitulo 8

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–Catra... ¿estás bien? –Entrapta preguntó un poco temerosa.

–Sí –Catra respondió cortante sin siquiera voltear a verla.

Entrapta abrazó con más fuerza a Scorpia, y esta correspondió de la misma manera, las dos estaban aterradas por el aura que Catra emanaba, tenia las manos en los bolsillos, el ceño fruncido y una mirada que asustaba a todos los que caminaban en sentido contrario.

–Lo sentimos no queríamos arruinar tu cita con Adora, ¿cierto Scorpia?

–Eh, sí, claro... –Scopia desvió su mirada.

–Ya les dije –Catra volteó a verlas con enojo–, estoy bien.

Ambas asintieron con un sudor frio recorriendo sus frentes. Siguieron caminando, unas cuadras después Scorpia se separó para dirigirse a su casa. Entrapta siguió con miedo a Catra, intentó no pensar en su aterradora amiga frente a ella, y recordó el invento que estaba haciendo antes de que perdiera su martillo. Tragó saliva y con cuidado se acercó a Catra hasta quedar justo a su lado.

–Catra, una pregunta, ¿compraste el martillo que te pedí? –Entrapta preguntó con una risa nerviosa.

Catra se detuvo en su lugar por un momento con la mirada fija en Entrapta, una sonrisa ladina se formó en sus labios, a Entrapta se le heló la sangre.

–De hecho, encontré tu martillo, ven sígueme –Catra la tomó de la muñeca y la arrastró dentro del edificio.

En lugar de subir a su apartamento compartido, Catra la arrastró por los pasillos del primer piso, donde leía en cada nombre que veía en las puertas, hasta que se detuvo frente a una.

–Hordak –Catra leyó en voz alta aquel nombre.

Con su mano libre tocó la puerta, y después de unos incomodos minutos de espera, se abrió la puerta, mostrando un hombre de apariencia terrorífica que se desplazaba en muletas, Entrapta se escondió detrás de Catra temblando aterrada.

–¿Qué quieren? –Hordak preguntó de mala manera haciendo denotar su mal humor.

–Escuché que estaba buscando a la persona que dejó caer un martillo desde la ventana, y adivine qué, aquí está –Catra empujó a Entrapta hasta hacerla entrar al apartamento de Hordak–, no tiene que agradecer, nos vemos –Catra se despidió cerrando la puerta.

Catra suspiró satisfecha y sonrió con satisfacción.

–Ahora me siento bien, creo que estoy hecha para eso, quizás aplique para el papel de villana de la obra de Scorpia –Catra comentó pensativa en voz alta mientras que se alejaba hacia su apartamento.

Hordak se quedó observando la puerta ahora cerrada con sorpresa por unos segundos, para después fruncir el ceño al mirar a Entrapta, esta tragó saliva y se encogió en sí misma. Hordak acomodó sus muletas y avanzó dentro del sombrío lugar.

–Sígueme –Hordak pidió sin voltear a verla.

Todo estaba en penumbra, solo una pequeña luz entraba por la ventana, Hordak empezó a buscar algo en la oscuridad, Entrapta estaba aterrada empezó a retroceder, pero chocó con una pared.

Escuchó un extraño chillido que de ninguna manera podía ser humano, sus piernas y manos temblaban, Hordak movió un interruptor y la luz iluminó todo el lugar.

Hordak soltó un bostezo y pudo ver a un adorable mono descansando en el hombro de Hordak mientras que veía con curiosidad a Entrapta.

–Perdona por las molestias, no esperaba visitas –Hordak dijo mientras que se tallaba un ojo con cansancio.

La chica que quiere - CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora