Capitulo 41

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McFly — Falling in Love.

“Waking up to people talking, and it's, getting later every morning, now I, realise it's nearly midday and I've, wasted half my life, to throw it away, saying. Everyday should be a new day, to make you smile and find a new way, of falling in love, yeah falling in love.”

Ariana's pov

Después de unos minutos acabé y tomé camino para el lago, pagué la canoa y un pequeño bote de pescados y me dirigí a la orilla, para mi sorpresa Ducky no estaba sólo, había un chico de rulos hermosos, perfecta sonrisa y brillantes ojos, junto a él.

¿Desde cuando lo visitará? Seguro no es la primera vez ya que ahora tenía tanta confianza al tomarlo entre sus manos y sostenerlo allí, parecía hablarle, como si pudiera contestarle.

Arrugué la frente y caminé hacia el muelle. Tomé la canoa y empecé a remar hacia ellos, me coloqué a un lado de la de él, al parecer a él no le importo ya que seguía platicando con el pato.

— Creo que no soy la única que lo visita –dije y él se asustó y me miró. Automáticamente solté una carcajada por su cara.

— No vuelvas a hacer eso, casi se me sale el corazón –dijo tocando su pecho.

— Bueno, al menos sé que tienes uno –dije mientras torcía la boca en una sonrisa.

— No tengo, tú lo tienes –dijo mientras acariciaba a mi Ducky–. Me agrada –dijo mientras pasaba un dedo por su pecho.

— Es mío –dije al instante.

— ¿Acaso no lo recuerdas? Es mi novio –reí.

— Le diré a Louis –él me miró.

— ¡No! A Boo bear no –gritó y reí aun más–. Siéntate –dijo mientras hacia un espacio en su canoa.

— ¿Sabes que pagué para usar esta y no la tuya cierto?

— Yo te pagaré lo que tú diste por usar esa –dijo con media sonrisa.

— Es cara...

— No, no lo es... solo siéntate conmigo –pidió y yo algo dudosa acepté.

— Con cuidado –dijo mientras tomaba mi mano y pasaba un pie a su canoa.

— Gracias –sonreí–. ¿Vienes acá seguido? –pregunté.

— Un poco, venir acá me trae buenos recuerdos –dijo mientras acariciaba al pato. Yo agache la cabeza.

— Sí, muy buenos –dije.

— ¿Hace cuanto que no venías? –preguntó y yo me encogí de hombros.

— Un rato –susurré.

— Te extrañaba –dijo. Sonreí y tomé a Ducky.

— Aw ¿es cierto eso amiguito? –le dije.

— Él también... –agregó.

Sonreí y besé la cabecita del patito.

— Yo también te extrañé –susurré.

Nos quedamos en silencio unos minutos. Era un silencio incómodo. De pronto empecé a reír, él me miró como diciendo, ‘¿y esta loca qué?’.

— ¿Cuál es el chiste? –preguntó.

— Felicidades –dije.

— ¿De que hablas?

— Hace 18 años naciste –reí.

— No entiendo –hizo un puchero.

— Dicen que cuando hay un silencio incomodo, en algún lugar del mundo nace un gay –se me quedó viendo aún confundido y yo solo suspiré-. Ríete –pedí.

— Bueno –dije y comenzó a reírse con ganas.

— ¿Qué es tan bueno como para que te rieras así?

— ¿Recuerdas aquella vez en que caíste de la patineta de Louis? –preguntó y yo bufé.

— Solo fue un resbalón –dije y luego comencé a reírme.

— No, no lo fue –dijo empezó a reír.

— ¿Recuerdas cuando estábamos viendo Titanic y estabas llorando como una nena? –dije y él dejó de reír.

— Hey, soy muy sentimental ¿sabes? –dijo.

— Pero no parabas, creo que hasta te acabaste la caja de pañuelos –empecé a carcajearme.

— Al menos yo no me quedó encerrado en mi baño por más de 20 minutos por girar el lado equivocado de la perilla –dijo.

— Yo no duro más de media hora con un pedazo de culantrillo en los dientes –dije excusándome y él me miró feo.

— ¡Fuimos al cine y pedí los boletos y tú no me dijiste nada! –dijo y yo reí a carcajadas.

— Quería que sufrieras –dije y él rió.

— ¡Vaya que sufrí!

— ¿Viste la cara del tipo cuando nos estábamos yendo? –reí. ¡Se estaba muriendo de risa! Me dolía el estómago de tanto reír.

— Bien, esta conversación no me agrada –dijo.

— A mi si –me dolían las mejillas de la risa. Él se quedó serio–. ¡Vamos! fue divertido –reí de nuevo. Él puso su mano en su cara y empezó a reír mientras negaba con ella.

— Esta bien lo fue –dijo–. ¿Sabes qué fue lo más asombroso que nos pasó? –preguntó y yo negué–. Que nuestro primer beso se diera a causa de unas llaves realmente pesadas –susurró.

— En realidad yo te lo di cuando bajamos del bus –dije por lo bajo.

— ¿Entonces si lo recuerdas? –sonrió.

— Lo de las llaves lo hiciste a propósito –dije.

— Bueno, pero funcionó –dijo con media sonrisa y yo me sonrojé un poco más.

— ¿No quieres cambiar de tema? –pregunté.

— No, este tema me gusta ¿a ti? –me miró. Fue ese momento en el que no supe que decir, era realmente incómodo.

— No me gustan esos recuerdos –admití.

— ¿Por qué no? –preguntó y yo suspiré.

— Porque me hacen querer perdonarte –dije sonrojada.

— ¿Y por qué no lo haces? –preguntó.

— Porque soy una persona muy orgullosa –admití.

— A veces es bueno tragárselo, ¿no crees? –¿por qué hacía eso? Odio cuando tiene razón.

— Sí, pero no cuando se trata de ti, porque tú siempre ganas...

— Puedo perder en otra ocasión, pero por esta vez... solo sé tú y cede a lo que tu corazón te dice –pidió.

— Bien, entonces mi corazón dice que se esta haciendo tarde y debo de irme –dije mientras trataba de pasarme a mi canoa.

— Eso no tiene sentido –dijo.

— ¿Qué quieres que te diga Harry? –pregunté ya en mi canoa–. ¿Que aún te amo que no quiero que me dejes ir? Que ahorita tengo ganas de que me robes un beso y me hagas que me quede...

— Eso suena mejor.

— Lo es –admití–, pero no pasará –dije y comencé a remar.

Esto no se sentía bien. No lloraría pero simplemente me dolía aquí, en mi corazón. Sé que él hace todo para perdonarlo, sé que me ama, sabe que lo amo aún. Pero simplemente algo me bloquea.

The Only Exception ✔→《Editando a Hariana》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora