Algunos shots e imaginas con los personajes de Marvel, tanto Vengadores, como X-Men; situaciones románticas, graciosas, tristes y cotidianas que les puede suceder a estos héroes
-T/N, me urge que vayas a la planta alta donde están los Vengadores y atiendas a todos los que se encuentren
-Pero... estoy aquí ocupada encargándome de 4 mesas, ¿quién me va a suplir? Además, me voy a sentir muy nerviosa con ellos, no quiero cometer errores...
-Te pagaré $500 dólares extra por atenderlos (aparte de las propinas y tu sueldo, claro)... y yo me quedo en tu lugar
Sin pensarlo, aceptaste el cambio... más por el dinero que por el cansancio y el trabajo que te llevarías en atender los deseos de aquellos hombres y mujeres que habían salvado varias veces a la ciudad.
Subiste a la terraza y te encontraste con una mesa repleta de gente platicando alrededor de botellas de cerveza, vasos, comida... algunos más jugando en una mesa de billar con el fieltro en color naranja liderados por el mismísimo Capitán América, y secundado por Sam Wilson; en otra mesa estaba la cumpleañera Romanoff rodeada en un abrazo por el doctor Banner junto con Wanda, Pietro y Clint.
En la barra de bebidas, Thor, Loki, Barnes y Fury trataban de mal aconsejar al joven Peter Parker a beber un trago (en realidad, era más la burla que caía sobre el chico que otra cosa):
-Vamos niño, una cerveza sin alcohol no te hará mal
-Tía May va a matarme si me ve llegar en mal estado
-¡¿Cómo es posible que una cerveza sin alcohol vaya a emborracharte?! –decía Fury desesperado mientras los otros soltaban tremenda carcajada
Strange, Visión, T'Challa, Rhodes y María Hill se apasionaban charlando sobre las crisis existenciales de los humanos y la forma de cada quien de lidiar con ellos; más aparte, todos los conocidos y desconocidos que entre mesas, sillones y bebidas deambulaban.
En un pequeño rincón había un discreto lounge color gris desde donde reinaba más la oscuridad y la privacidad que en el resto del piso; y sentías que había alguien ahí que te vigilaba desde lo profundo. Un escalofrío recorría tu cuerpo cada vez que pasabas junto a esos pequeños sillones... pero habías detectado que no veías por ningún lado al autonombrado Iron Man: ¿tal vez sería él? ¡No, imposible! Era una especulación demasiado buena para ser real; era el hombre perfecto para tí y morías por verlo algún día, pero no era tanta tu suerte.
Pero cuál fue tu sorpresa que una voz te llamó desde ese rincón:
-¡Oye, chica de la falda sexy y tragos en bandeja, ven acá!
-¿Es... es a mí, señor Stark?
-¿Ves a alguien más con una falda así y sirviendo bebidas?
-No señor Stark...
-Tony, dime Tony. Así que tú eres de la compañía de meseros, ¿no?
-Sí, así es
-¿Y cuál es tu nombre?
-Me llamo T/N
-Muy bien señorita T/N; ¿te gustaría ser mi asistente personal a partir de ahora?
-¡¿Qué?! Pero señor...
-Tony
-Tony... estoy trabajando, tengo que avisarle a mi jefa y además los traslados serían muy largos, tengo que pensarlo...
-¿Acaso estás rechazando la oportunidad de trabajar conmigo por continuar de mesera? –dijo frunciendo el seño de incredulidad Tony
-Bueno, no; simplemente digo que hay que avisarle a Julia que ya no estaré más trabajando con ella
-Eso no es problema, ya le avisé yo –y mientras tú procesabas la información y tu cara de asombro se asomaba, él continuó -¿quién crees que fue el que le dijo que te pagara extra?
-Vaya, gracias señor... ¡Tony! Y bueno, entonces ya estoy a su servicio, ¿qué es lo que desea que haga primero?
-Para empezar que te sientes a mi lado y bebamos una champaña –lo decía con una sonrisa juguetona y echándote una mirada lujuriosa, recorriendo tu cuerpo de arriba abajo, bebiendo de su copa. Te sonrojaste pero cediste a su propuesta... -me parece que a partir de ahora me gustarán más las funciones de oficina
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-Creo que no podría estar más de acuerdo con usted, señor Stark –guiñaste y con sonrisa coqueta tomaste tu champaña
