La invasora

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Sirius esperaba aburrido su turno en la fila del comedor de la escuela, frente a él iba un extraño chico de cabello desordenado y gafas extremadamente redondas.

“Es un nerd” pensó rodando los ojos.

Sin embargo mientras nadie lo veía el chico de gafas hizo palanca con una de las cucharas y lanzo un pudin en la cabeza del molesto profesor de matemáticas.

- Jeje- se río el chico pensando que nadie lo había visto, hasta que se giró y vio los ojos de Sirius observarlo impresionados.

- Eso fue tan genial- chillo el ojiazul aliviando al chico de ojos avellana.

- Lo sé- respondió el niño sonriendo.

- Mi nombre es Sirius- se presentó el colocho feliz extendiendo su mano.

- James- respondió el chico de gafas.

- Pues James este es el inicio de una gran amistad.

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- Y sí que fue una gran amistad- murmuro Sirius que recordaba la forma en que conoció a James, el chico de gafas y él eran el dúo perfecto para planear gran cantidad bromas, luego se trasladó Remus a su escuela y se convirtieron en el trio de los desastres, “Los merodeadores” el grupo más genial del mundo desde su punto de vista.

La vida era estupenda, eran chicos populares y libres, el ojiazul creyó que la su vida era perfecta y deseo permanecer así para siempre. Pero todo cambio cuando James se enamoró.

Al principio Sirius no se llevaba bien con Lily, la miraba feo y le gruñía porque la veía como una intrusa en su mundo perfecto, sin embargo la gentil pelirroja no dejaba de sonreír y tratarlo de manera amable.

“Jamás le pediría a James que se aleje de ustedes, yo sé lo importante que es la amistad” le dijo una vez en la que se quedaron los dos solos esperando al hombre de ojos avellana “Por eso por favor Sirius perdóname por invadir tu mundo”.

Desde aquella vez él no pudo ser grosero con ella nunca más, era imposible odiar a alguien que comprendía exactamente sus sentimientos y se había disculpado de forma tan honesta por algo de lo que realmente no tenía la culpa, por eso aprendió a querer y cuidar a Lily como a una hermana.

- ¡Vamos tigre!- se animó el ojiazul a sí mismo una vez estuvo frente a la casa de los Potter- ya es hora de que cumplas la promesa con la pelirroja.

Tomando valor respiro con fuerza y toco el timbre de la vivienda, ya era hora de reencontrarse con James.

CON ÉL NOWhere stories live. Discover now