10. Odio los lunes

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-Ya madura-le susurré de vuelta. Hoy olía tan bien que alabé mi decisión inconsciente de sentarme a su lado. Sus ojos avellana se achinaron un poco, siempre con esa mueca burlona en su cara. Amy y Mia siguieron hablando sin prestarnos mucha atención.

-La fiesta del viernes es por el primer partido de la temporada. ¿Iras a verme jugar?-preguntó con ese tono de galán que lo había oído usar con muchas chicas en la escuela. Solté una carcajada, Ryan me resultaba muy entretenido últimamente. Sin apartar los ojos de mi, apoyó los brazos cruzados sobre la mesa y se inclinó más cerca de mi rostro.

-Ni siquiera saben si van a ganar, ¿No es algo pronto para planear una fiesta?-ignoré su pregunta y me negué a echarme atrás como la última vez. No iba a actuar como si me afectara tanta cercanía.

-Siempre ganamos-su sonrisa se amplió-Tenemos al mejor delantero-se regodeó.

-¿Tú?-me reí-¿No te duele la espalda de cargar ese ego?

-Nah, he cargado cosas más pesadas.

-Tengo miedo de preguntar.

Aquello le hizo soltar una risa que sonaba un poco más sincera que la mayoría. Negó con la cabeza justo cuando sonó el timbre y antes de levantarse se acercó a mi oído y susurró:

-Te guardaré una silla adelante.

-Que no sea junto a tu novia, por favor-arrugué la nariz.

-No es mi novia-me señaló mientras se levantaba y se iba.

De camino a clase de geografía me entró un mensaje de un número desconocido. Era un simple "Hola" al que no le presté mucha atención, no solía responder nunca a números desconocidos. La clase estaba a punto de terminar cuando mi teléfono volvió a vibrar. El desconocido había enviado una foto. Aquello ganó mi completa curiosidad y terminé abriendo el chat con cuidado de no llamar la atención del maestro que calificaba tareas con aburrimiento en su escritorio.

Reconocí al chico de inmediato. Era Dylan, el hermano guapo de ojos azules que no se parecía ni un poco al loco de Will. La foto era una selfie sencilla, junto a él, tras una pared de vidrio, estaba el bebé panda durmiendo plácidamente sobre una roca.

Tufi vuelve a estar a salvo, y tu amiga igual

Esperé hasta el cambio de clases para responderle. Resultaba que además de guapo, Dylan era sumamente entretenido y se negaba rotundamente a dejar morir la conversación. Cada vez que volvía a entrar en alguna clase me sentía en la obligación de avisarle que no podría responder en un buen rato porque el chico seguía y seguía.

Para cuando la jornada terminó, Amy comenzó a quejarse de que no le había puesto atención en todo el día. Apenas era lunes pero ella ya había comenzado los preparativos de nuestra pijamada, hasta hizo mención de un menú que consistía prácticamente en dulces de todo tipo y mucha comida chatarra. Podía oír a mis tripas protestando desde ya. Mia, por otro lado, desapareció las últimas dos horas de clase, aprendí que eso era algo común en ella, desaparecer durante las asignaturas que la aburrían más.

-Si quieres te llevo, así no te vas sola a casa-se ofreció Amy mientras salíamos del salón. Me lo pensé un poco. Ryan y Seth tenían entrenamiento de fútbol los lunes, miércoles y viernes. Así que Javier solía venir solo por mi, lo cual me precia un poquito injusto de mi parte.

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Where stories live. Discover now