—Se suponía que nuestra charla se trataría sobre eso.

—Se suponía –repetí.— pero cada vez que vamos hablar sobre ello alguien o algo nos lo impide. Pero eso no quita que no vayamos a hablarlo.

Alessandro asintió. —vale.

—Aquí están –dijo Cassandra llegando a nuestro lado.— Alessandro es hora.

El asintió y yo los miré confundida.

Alessandro tomó una copa de champagne y la chocó con un tenedor, captando la atención de todos.

—Atención todos –dijo.— toda nuestra vida, –empezó a hablar.— vamos por el mundo buscando nuestra media naranja, algunos la encuentran más pronto que otros. La mía la encontré un día que vine de viaje desde Italia a este hermoso pueblo, ¿recuerdan cuando tuvimos una reunión sobre como acabar con los cazadores que estaban molestando a nuestros hermanos vampiros? –hizo señas a un grupo de personas que le devolvieron el saludo.— gracias a eso encontré a mi luna –se dirigió a mi y todos los presentes giraron sus cabezas en mi dirección.

Demonios, presión social.

—La reunión había terminado y yo iba caminando, observando las pintorescas calles de Fairhope, y ella venía del colegio riendo con sus amigos, en el momento que sentí su aroma me paralicé, tantos años y buscando a mi mate y por fin la había encontrado, y es cierto cuando dicen que lo mejor llega cuando no lo estás buscando. Luché con todas mis fuerzas no correr y lanzarme encima de ella, cuando tu mate es humana no es bien recibido tal forma de afecto, –algunos hombres rieron.— desde ese día siempre la observé y cuidé manteniendo mi distancia. Pero un día tuve que atender unos asuntos y la dejé desprotegida, a consecuencia de eso un hijo de puta intentó hacerle daño –dijo con rabia.— creo que no hace falta decir como terminó, ¿cierto? –sonrió arrogante.– por cierto, eso va como advertencia para todo aquel que siquiera ose posar sus ojos en mi mujer –agregó serio. Pude sentir el nerviosismo de todos en el lugar.— como seguía diciendo –su sonrisa volvió.— ese día fue mi primer acercamiento directo con ella, en mi forma lobuna claro, y desde que sentí sus manos acariciar mi pelaje no me resistí a tenerla lejos, cree un plan para acercarme a ella, que gracias al cielo fue exitoso. Y ahora mi mujer está a mi lado.
Todos los que me conocen saben perfectamente como soy, se que todos están sorprendidos porque no se esperaban que el monstruo de la manada moonshine, se expresara de esta forma, pero cuando pasan un día completo con Artemisa Vitale, ven la vida de otra manera. Somos la perfecta definición del bien y el mal, y me alegra tener un ser lleno de tanta luz en medio de esta oscuridad que me rodea. Brindo por mi chica –alzó su copa.— por mi hermosa moonshine. ¡Salud!

—¡Salud! –respondieron todos.

Jamás. En mi puta vida. Me habían dicho algo tan hermoso.

Alessandro nunca quitó sus ojos de los míos mientras hablaba.

—¿Estás llorando? –preguntó cuando llegó a mi lado.

Toqué mi rostro, estaba húmedo. Efectivamente estaba llorando.

Agarré su rostro y lo besé. No me importó que nos estaban viendo. En ese momento sólo éramos mi lobo y yo.

—Te amo –le dije. Ahora quien parecía que iba a llorar era él.

—Y yo a ti. Te amo. Te amo. Te amo –dijo entre besos.— ¡te amo, maldita sea! –gritó y todos aplaudieron.

ChalcedonyWhere stories live. Discover now