Capítulo 19

10K 952 779
                                    

Este capítulo contiene fuerte contenido adulto (sexual), leen bajo su responsabilidad.

Están advertidos.


Parecía que estaban discutiendo, ella intentaba acercarse a Alessandro, pero él la alejaba.

La rabia inundo todo mi cuerpo, ¿por qué ella estaba tan cerca de mi hombre?

No lo voy a permitir.

Caminé en dirección a ellos, Alessandro se volteó, viéndome sorprendido.

—Buenas noches –dije cuando llegué a ellos.

Miré a la mujer, era realmente hermosa, su cabello era pelirrojo y su piel blanca llena de pecas, sus ojos estaban entre gris y verde. Vestía un vestido negro que le hacía ver una figura espectacular.
Era hermosa sin duda alguna.

—Buenas noches –respondió ella. Me miró de arriba a abajo, y hizo una mueca.— ¿Ramisa?

—Artemisa –la corregí.

—Como sea –le restó importancia.— yo soy Megan, Megan Leone, soy italiana –agregó con una falsa sonrisa.— escuché que tú también lo eres –asentí.— lui è mio –habló en italiano. Y miró a Alessandro.

—¿Qué?

—Nada –dijo Alessandro.— Megan ya se va, ¿no es así?

—De hecho no, ¿sabes quién soy? –me preguntó.— o más bien, ¿sabes quién era en la vida de Alessandro antes de que tú aparecieras? –dijo con una sonrisa que no le llagaba a los ojos.— aparentemente no, –agregó antes de que pudiese responder.— pero no te preocupes, se que en cuanto me vaya vas a bombardear a Alessandro con preguntas sobre mi, y él como no quiere perderte te las responderá todas, ¿pero sabes que es lo divertido?– se acercó a mi.— que no importa lo que pase, el volverá a mi lado, de donde nunca tuvo que irse –la abofeteé.

Alessandro me miró sorprendido. Y sinceramente yo también lo estaba.

No soy de las que se pelees a golpes, y menos por un hombre, pero no pude controlar la furia que crecía cuando ella insinuaba que Alessandro me dejaría por ella.

Ella volteó su cara y puso su mano en el lugar que la había golpeado. Creí que me devolvería el golpe, sin embargo sonrió.

—¿Quieres hacerlo otra vez? –volteó su rostro mostrando la otra mejilla.— si quieres puedes cortarme un brazo, pero advierto que volverá a sanar –guiñó un ojo.— puedes hacer lo que sea, pero él –señaló a Alessandro.— es mío. Ah, y  te recomiendo que te cuides –me miró fijamente.— nadie me pone una mano encima y sigue con vida...–la interrumpí.

—Aunque te duela, –hablé con autoridad.— yo soy la luna de la manada, yo soy el mate de Alessandro, es a mi a quien ama, podrás ser quien seas, pero algo que no eres es el amor de su vida. Cuídate tú, que no tienes idea de quién puedo llegar a ser.

—Ya veremos quién es quién –dijo eso y se fue.

—Te doy cinco segundos para que me expliques todo –le dije a Alessandro.

—Estábamos juntos –dijo sin más.

—Eso lo sé –dije obvia.— ¿hasta que punto?

—Estábamos juntos, pero no era algo oficial –suspiró.— antes de encontrarte me acostaba con muchas mujeres, nunca las llamaba para salir otra vez, era cosa de una noche, Megan era la excepción, con ella lo hacía porque siempre estaba, –miró al suelo, avergonzado.— yo siempre le dejé en claro que no éramos nada, que el día que encontrara a mi mate todo se acabaría, pero cuando sucedió y le dije que ya no seguiría con ella, se puso furiosa y se fue dejándome con la palabra en la boca, no la había visto hasta el día de hoy. Era la razón por la cual no quería presentarte a la manada como mi mate, sabía que ella iba a estar presente y intentaría llenar tu cabeza de veneno, algo que ya hizo.

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora