Capítulo 16

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Desperté en mi cuarto con los recuerdos rondando mi cabeza, ¿qué demonios fue lo qué pasó?

Miré hacia ventana y ya era de noche, lentamente, me puse de pie, escuchaba las voces de afuera, reconocía la de Alessandro y mis padres.

—Lo que cuentas es imposible, Artemisa no podría hacer eso –habló mi padre.

—Sea como sea, pasó –dijo Nate.— lo que debemos hacer es buscar el por qué sucedió.

—¿Tienen algún pariente con un poder sobrenatural que no sea licántropo? –preguntó Alessandro.

El silencio que hubo fue tan grande, que creí que se habían ido. El sollozo que soltó mi madre me indicó que todavía seguían ahí.

—Ella no es nuestra hija biológica –y eso fue todo.

Me dejé caer al suelo, procesando lo que había escuchado. Repetí la información varías veces.

No lo podía crecer. No, no y no. Toda mi vida se derrumbó.

Solté un grito y las lágrimas llegaron por si solas. Dos segundos después, los que creí que eran mis padres hasta hace unos minutos, y Alessandro, estaban en mi habitación.

—Cariño, ¿qué pasa? Tienes que descansar, ve a la cama –habló mi "madre".

—Ustedes no son mis padres –dije sin aliento.

—Pequeña, si lo somos –mi "padre" estaba llorando, era la primera vez en toda mi vida que lo veía llorar

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—Pequeña, si lo somos –mi "padre" estaba llorando, era la primera vez en toda mi vida que lo veía llorar.— no biológicamente, pero te criamos con todo el amor de nuestro corazón, te amamos con nuestra vida, lo eres todo para nosotros.

—¿Por qué me lo ocultaron? –sorbí mi nariz.

—Por miedo a este momento, a que te sintieras como te sientes.

—Déjenme sola.

—Pero...

—Por favor –supliqué.

—No nos odies.

Sonreí triste.— no los odio, jamás los odiaría. Es sólo que –negué.— necesito procesar todo esto.

Ambos besaron mi frente y se fueron.
Alessandro se acercó a mi y me abrazó.

—No se me olvida lo que pasó en el pueblo –hablé.

—No esperaba que lo olvidaras –besó mi mejilla y se fue.

Me acosté en la cama y miré el techo, por mi mente pasaron todos los momentos que he pasado con mis padres en toda mi vida. Me era imposible tenerles rencor alguno, siempre me cuidaron, me dieron una crianza llena de amor y valores. Pero me dolía saber que no eran mis padres, eran otros, y sabrá Dios dónde están.

Estuve alrededor de tres horas, o más, en la misma posición, con los mismos pensamientos. Al cabo de unos cinco minutos me levanté y salí del cuarto. Caminé a la sala y ahí se encontraban mis tíos con Nate, Alessandro y mis padres. Al escuchar mis pasos, todos giraron sus cabezas en mi dirección.

ChalcedonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora