Capítulo 25

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–También la empresaria, según fuentes oficiales, está envuelta en asuntos legales con los hermanos Amell, herederos de la constructora Amell, S.A. Su abogado ha presentado una denuncia a la mencionada empresa por la construcción del hotel de Pensilvania. ¿Qué tanto se va a extender este problema? Aún no tenemos más información, pero sí estamos al tanto de la fecha de la audiencia y le estaremos dando seguimiento...

–¡Hijos de puta!– gruñe Diamond marcando algo en su móvil. Ella destila ira y le pido a Hillary con un gesto que se lleve a mi hermana, cosa que ella hace rápidamente –¡Robert!, ¿qué demonios? ¿Cómo diablos llegó la maldita información de la demanda a la prensa? ¡Te dije que lo quería todo muy discreto!– grita al teléfono en su oreja. Me acerco a ella y masajeo sus hombros, la escucho suspirar y beso su nuca –Arregla esto, Robert. No quiero periodistas asediando en el juzgado el lunes... bien, hablamos luego– cuelga la llamada y baja el brazo derrotada.

–¿Todo bien, amor?– murmuro preocupado y ella se gira sobre su eje para verme con una sonrisa.

–¿Me llamaste amor?– arrugo el entrecejo y pienso en la frase, comprobando que sí lo hice.

–Sí, porque tú eres mi amor– la tomo de las mejillas y beso sus labios castamente –¿Pasa algo?– acaricio sus pómulos con mis pulgares, ella suelta el aire y cierra los ojos unos segundos.

–Quería manejar lo de la demanda en silencio, pero al parecer la fuente oficial que dice la prensa, son los mismos hermanos Amell– me abraza y esconde su cara en mi pecho –Si el señor Amell estuviera vivo, seguro se muriera al ver el desastre que han hecho sus hijos con su empresa.

–No te preocupes por eso, al fin y al cabo eres una figura pública, los periodistas siempre estarán detrás de ti y las revistas siempre querrán escavar en tu vida– la separo de mí para que me mire –Mejor vamos a darnos un baño caliente antes de almorzar, ¿sí?

–Mmm, me parece una idea estupenda– me da una sonrisa coqueta y sé que sus pensamientos se han ido por otro lado.

Y en serio que yo solo quería tomar un baño en la tina abrazado a ella. No terminar cogiendo dentro del agua.

***

Termino de ajustar la pajarita del traje negro a la medida y exageradamente caro de Hugo Boss. Observo por el espejo como Diamond camina de un lado a otro, en lencería y medias negras, lleva sus tacones puestos y alguien vino más temprano para peinarla y maquillarla. Tiene el pelo recogido en un moño a la altura de la nuca y dos mechones de pelo caen por su cara ligeramente rizados. Se está poniendo sus pendientes con piedras de esmeraldas mientras observa su vestido extendido en la cama.

–¿Me quedan bien estos?– me enseña sus aretes y sonrío.

–Se te ven perfectos.

Parecemos un matrimonio y me encanta sentirme así. Ella toma un estuche de la cómoda y se coloca una bata de baño. Se acerca a la puerta y frunzo el ceño.

–¿A dónde vas?– cuestiono siguiéndola.

–Voy con Piper, debo entregarle algo.

Voy tras ella a la habitación de mi hermana, esta viste un hermoso vestido amarillo de satén, delante es corto hasta las rodillas y detrás es largo hasta rozar el piso, en el pecho es ajustado y el escote es a la altura de los hombros. Lo considero un poco revelador para una niña de once años pero la verdad le queda genial. Hillary le hace una coleta alta cuando entramos al aposento y Diamond sonríe.

–Te queda estupendo, hice buena elección– la rodea y observa el vestido. Me he dado cuenta que a Di le gusta jugar a las muñecas con mi hermana, la viste con las mejores prendas –Te traje un regalo– se pone en cuclillas frente a ella y abre la caja de pana blanca mostrando un juego de pendientes y un collar pequeño de perlas.

Mi Señora (+18)Where stories live. Discover now