Capítulo 2

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Diamond en la imagen...

***

Antes de entrar al club respiro hondo. No me gusta este lugar, pero lamentablemente es aquí donde consigo dinero suficiente para pagar las cuentas. Maldigo la hora en que se arruinó mi vida, ahora tengo que trabajar en un cabaret de mala muerte.

Estudié Gestión financiera y tuve la suerte de ser contratado en el mismo lugar donde hice mis prácticas. Tenía un buen sueldo, no era el gerente de esa automotriz pero estaba dentro del departamento de finanzas. Todo se vino abajo cuando comenzó a faltar dinero en las cuentas, cuando hacían la contabilidad cada semana, siempre faltaba dinero. Como el descuadre empezó desde que inicié a trabajar allí, todas las pruebas apuntaban hacia mí. No sé como diablos apareció todo el dinero en mi cuenta de banco, pero eso fue suficiente para que me despidieran, tuviera que pagar una fianza que terminó con mis ahorros y además mi nombre quedó manchado, ellos se encargaron de que no consiguiera trabajo en ninguna otra empresa.

Por lo que ahora vivo de sueldos miserables, propinas de señoras necesitadas de atención y viejos pervertidos.

Entro al bar y me encuentro con uno de mis compañeros bailando su número. El lugar está a rebozar y las chicas van de un lado a otro sirviendo mesas.

–Hasta que llegas, Ethan. Tu turno está por empezar, y necesitamos que le des alegría a esas señoras para que suelten los billetes– me dice Gary, el chico de la barra.

–¿Para qué estoy aquí si no es para eso?

Me encamino hacia mi camerino y allí me pongo el traje de la noche. Un calzoncillo con los colores militares, unas botas y una gorra. Hoy seré un soldado. Vaya mierda. Ser stripper no es malo, lo feo es el trato que te dan los clientes, como si fueras una basura que ellos manejan a su antojo. Me pongo detrás del escenario cuando estoy listo y el DJ me presenta. Hora de la función.

Una mezcla de diferentes pistas provocativas suenan por los altavoces mientras yo muevo mi torso. Hago la coreografía que tengo preparada para mis números y siento una mirada pesada sobre mí. Hay una mujer, de unos cincuenta años que me devora con la mirada. Con su dedo largo y delgado me llama y me acerco, deja un billete dentro de mis calzoncillos y acaricia mi abdomen cuando bailo para ella. Intenta tocar mi miembro y me alejo para que no lo haga.

Cuando termino mi baile bajo del escenario directo por un trago. Hoy hubieron buenas propinas, odio que me toquen, pero debo permitirlo si obtengo buenas sumas como las de esta noche.

–Buen baile, pusiste a esas mujeres como una moto– se burla Gary y lo miro mal –No me mires así que me lastimas– hace un puchero y estoy a punto de golpearlo.

–¿Quieres dejar de joder?– Susana, una de las chicas que baila, se sienta a mi lado mientras mira con desprecio al castaño.

–Estaba hablando con Ethan, no contigo.

–Si van a empezar a discutir me avisan, ¿eh?– los miro a ambos. Ella deja salir un bufido y Gary se encoge de hombros, pero no dicen nada –Bien, gracias.

–Te busca, Tonny– me dice Susy y ruedo los ojos. ¿Ahora qué quiere?

–¿Le dijiste que estoy en la barra?– le pregunto dando un último trago a mi whisky.

–No es necesario, te vio y viene hacia acá– me giro de inmediato y me encuentro con el hombre más desagradable de la faz de la tierra. Mi jefe.

El muy imbécil cree que es dueño del mundo. Es un maldito dictador y cree que tiene el control sobre nosotros, sus empleados.

–Que bueno que te encuentro, Ethan– me obliga a seguirlo y lo hago de mala gana.

–¿Qué deseas, Tonny?

Mi Señora (+18)Where stories live. Discover now