【ʟɪʙʀᴏ ɪ: ꜱᴀᴋᴜʀᴀ-ʜɪᴍᴇ ꜱᴀɢᴀ】
【ᴄʀᴏꜱꜱᴏᴠᴇʀ ɴᴀʀᴜᴛᴏ x ʙʟᴇᴀᴄʜ】
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Los susurros de su nombre, las historias de quién fue... Todo parece estar tan fresco en la memoria de la Sociedad de las Almas...
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Autora POV
Luego de la hora del té, el resto del día pareció transcurrir de forma bastante normal para Sakura. Había tenido la oportunidad de hablar unos breves momentos con Kyoraku y hacerle saber que, si Ukitake y él necesitaban algo para lo que sea que estuviesen tramando para salvar a Rukia, contaban con su ayuda. El hombre de cabellos castaños simplemente había sonreído y se había hecho el desentendido ante las palabras de la ojijade, tal vez no deseaba involucrarla y meterla en problemas cuando apenas acababa de regresar a la Sociedad de las Almas.
Luego de que el capitán de la octava división hubiese abandonado la mansión Kuchiki, la joven princesa simplemente se había recostado dedicándose a observar a Byakuya mientras él trataba de terminar su papeleo.
La noche llegó entonces, y luego de una agradable cena —a la cual se habían unido algunos ancianos del clan Kuchiki con el objetivo de expresar su felicidad ante el retorno de la pelirrosa—, Sakura había regresado a su cuarto con la pretensión de finalmente acostarse a dormir.
Chieko la había ayudado a cambiar su kimono por prendas más simples y cómodas para dormir. Sakura le había agradecido por el gesto, y luego de que la criada abandonara la habitación, la ojijade se sentó sobre el gran futón mientras cepillaba suavemente las hebras rosadas de su largo cabello.
Inevitablemente, su mente comenzó a divagar mientras se concentraba en su labor.
Debía admitir que estaba algo intrigada y preocupada por el desmayo que había sufrido aquel día. A pesar de la explicación que el capitán de la sexta división le había dado, Sakura sentía que algo no andaba realmente bien con aquella historia. Tal vez estaba siendo demasiado paranoica, pero sentía que lo que le había sucedido frente a la cámara de los cuarenta y seis no había sido algo normal, algo le había sucedido allí y no lograba recordarlo. Había considerado ir a hablar con Tsunade durante la mañana siguiente para intentar encontrar una explicación.
Por otro lado, la ojijade no podía dejar de pensar en su madre, Ichigo, y los demás humanos que habían llegado a la Sociedad de las Almas con ella. No tenía dudas de que debían estar buscando una forma de adentrarse al seiretei, Ichigo se había estado esforzando demasiado para recuperar sus poderes de shinigami, no se iba a rendir sin dar pelea. Sin embargo... El hecho de no saber cómo se encontraban en esos momentos lograba angustiar a Sakura, llenándola de incertidumbres.
