Capítulo 51

96 10 4
                                    

El maravilloso fin de semana termina por todo lo alto. Es casi imposible para mí levantarme este lunes de la cama y prepararme para empezar otra vez un año con fuerza.

Tengo varias cosas que hacer esta semana; principalmente mentalizarme que mis hermanos se van del país. Luego están otras pequeñeces como presentarme en mi trabajo de medio tiempo de la universidad que comienza antes que las clases, buscar un buen regalo para llevar a la boda de nuestros compañeros de colegio y por supuesto, encontrar el mejor vestido que pueda pagar.

—Despiertas muy pensativa, Huesitos —me sorprende la voz de Chris. Pensé que todavía dormía.

El salto y la mano en mi pecho hace que él sonría.

—No quiero irme, no quería que este fin de semana terminara —me quejo haciendo un puchero. Chris toca mis labios con sus dedos y su sonrisa se amplía.

—Somos dos. Tengo que ir a trabajar ahora, ¿nos vemos en la noche?

Miro la hora en su reloj de pared, son casi las siete de la mañana.

—Claro. Qué tengas un buen día.

—Y tú, huesitos... Te amo —dice mientras besa mi mejilla y se levanta de la cama para correr hasta el baño.

Nos alistamos rápido porque a Chris le queda un poco más lejos el trabajo desde esta casa. Aún tiene que usar el bastón para sostenerse, pero ya cada vez lo usa menos. Además, la empresa ha sido muy comprensiva y colaboradora; le han provisto un carro que lo recoja en la puerta para ayudarle con el transporte.

Nos despedimos con un beso en cuanto el auto con el logo de la empresa se detiene al frente de nosotros en la acera. Chris le pide al conductor que se vaya por la ruta alterna para dejarme más cerca de la casa. El señor no parece contento pero asiente cuando mira el bastón de mi novio y mi expresión angelical.

Incluso le sonreí cuando optó por dejarme en la esquina de mi casa.

***

Mis padres me hicieron una gran entrevista sobre el fin de semana; trataron de no adentrarse en temas demasiado íntimos, simplemente querían saber si habíamos hablado de las implicaciones que puede traer estas visitas largas. Están preocupados, lo noto; por su forma de mirarme, creen que estamos acelerando mucho el paso.

Más tarde me encuentro a Ale; puedo notar su consternación por la próxima partida de mi hermano. Quiero hacerlo ver como si fuera normal; la típica preocupación prima-primo, pero en su expresión alcanzo a ver que es más profundo.

—¿La fiesta es mañana? ¿Un martes? —pregunta ella casi escupiendo en mi cara.

—Sí... no me preguntes por qué. Fue idea de mi hermano.

Al parecer quería evitar a un grupo de sus amigos que no pueden asistir entre semana. Más allá de esa razón, quería aprovechar el tiempo al máximo; pasó el fin de semana con Ale y ahora está preparado para pasar las últimas noches de su estadía en casa. A mi hermana eso no le molestó, porque creo que estuvo viéndose con su novio secreto y un martes para Gabi es exactamente igual a un viernes.

—No sé si estoy preparada para despedirme. Hemos pasado un gran mes.

Alzo mi ceja increíblemente sorprendida que ella lo haya aceptado.

—Sabías que era cuestión de tiempo.

—¿Crees que, si le pido que no se vaya, lo haría?

Toso fuerte al no poder respirar bien. Esto no lo esperaba.

—¡¿Qué?!

—Ya sabes... como en esas películas románticas que el chico o la chica llegan a última hora a pedir que se quede por él o ella. Muy posiblemente en el aeropuerto o en un lugar público.

Lo que haría por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora