Capítulo 35

112 13 14
                                    

Tratar que Franco deje atrás la idea de que podemos estar juntos ha sido más difícil de lo que me gustaría admitir. Él sigue volviendo, mandando mensajes y tratando de pedir disculpas por esos ataques de rabia que ha tenido.

La confianza es un hilo delgado, fácil de romper.

Ya no es igual. Me siento insegura solo cuando él manda varios mensajes al tiempo y exige —no pide, exige— que le dé una segunda oportunidad.

Empeorando las cosas, Ale se ha alejado de mí por el asunto de Alex. Y eso tampoco ayuda a Franco. Ella era quien abogaba por él y ahora, solo con los consejos de mi hermana, es claro que ella no lo soporta.

—Te lo digo, Gise. Franco está loco. Se nota que es de esos obsesivos que te acosan.

—No creo que llegue a tanto —demerito moviendo la mano hacia abajo—. Hemos sido buenos amigos por bastante tiempo y no ha pasado nada más.

—No porque él no quiera. Y mira lo que hizo en el momento que le dejaste claro que siempre va a ser Christian.

Sí, claro que recuerdo el incidente con la botella estrellándose a la pared. Aunque no recuerdo haberle contado a Gabi.

—Un momento, ¿cómo sabes?

Hace un gesto autosuficiente mientras con su mano lanza su cabello hacia atrás.

—Nuestras paredes son delgadas —dice a modo de explicación.

Lo cual la deja a ella en la misma categoría que quiere poner a Franco. Acosadores.

—¡Ja! —exclamo sintiéndome un poco vulnerada.

—El asunto es... tu ahora estás con Chris y ellos dos no se soportan. Así pudieran ser amigos después de todo lo que ha pasado, tu relación con Chris podría verse afectada. No digo que Franco sea malo, pero va a convertirse en una piedra en el zapato si sigues empeñada en que sea tu amigo.

No estoy empeñada pero el problema es que sigo dándole vueltas al asunto como intentando encontrar un equilibrio.

Un equilibrio que siempre estaría en peligro de dañarse.

Siendo sincera, mi primera decisión de cortar todo vínculo sería la mejor. «Cortar por lo sano» como diría mamá. El problema es el pasado tormentoso que vivimos y que él, a pesar de mis malos momentos y mis penurias, se mantuvo a mi lado. Eso incluso le da muchos méritos.

Sin embargo, un asunto que tiene mucho peso, es esa obsesión que tiene conmigo.

El hecho de venir a mi fiesta de cumpleaños con Stefy fue un hecho bastante perturbador pero que tenía por propósito, ver mi reacción. Medir qué tanto me importaba. No niego que me molestó, por él y por ella. Principalmente porque sabe que ella me hizo la vida imposible en el colegio y segundo, porque ella tenía una cara de satisfacción en cuanto cruzó la puerta.

No puedo decirle eso a mi hermana porque ella la defendería. Al final fue su líder y amiga.

—¿Es escoger a uno o al otro? —pregunto sin gustarme ninguna alternativa.

—No, Gise. Tú ya escogiste.

Me agrada la manera tan tranquila que lo dice. Natural. Sin ningún tipo de duda. Al saber que más personas ven lo que yo veo me hace sentir más determinada.

—Lo dejo ir, entonces.

—De otra manera, sufrirá más o ambos. De pronto en un tiempo, que ya haya superado todo este lío y no sienta nada por ti, quizá... es poco probable, pero quizá.

Lo que haría por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora