Capítulo 7

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—Mami me pasas la sal por favor —le dice Axel a mamá en la cena más silenciosa que hemos tenido en años.

Por lo general, siempre empezamos a discutir mi hermana y yo, luego Aaron trata de calmar el tema y por último Axel nos distrae con alguna anécdota chistosa de sus nuevas experiencias. Tiene que ser muy fuerte la discusión para que alguno de nuestros padres intervenga de manera firme. Así que hoy, cuando todos estamos callados y pensativos, es mamá quien no aguanta el silencio.

No sé el motivo por el cual Aaron no habla, pero me intriga mucho más que Gabi esté cabizbaja y no aproveche la oportunidad de molestarme por la interacción entre su amiga y Chris.

—Hoy están muy callados —empieza mamá —. ¿Tienen algún problema?

—No —contestamos todos al tiempo aumentando más la sospecha en los ojos de mamá.

—Chicos, no mientan... —advierte.

Tiene una forma de expresarse que casi siempre nos desarma, aunque a medida que van pasando los años he aprendido a combatir esa mirada persuasiva y concentrarme en cualquier detalle del fondo.

—Es que... —Gabi se quiebra primero, su voz es lastimera y parece que estuviera en un gran dolor ahora mismo —... me han quitado la oportunidad de ser reina del baile.

Escupo lo que tenía en la boca. No quería ser irrespetuosa pero ese pesar en su voz por algo tan patético no me dejó ninguna opción... tenía que burlarme.

Tanto mamá como Aaron me miran con advertencia. Axel por su parte, esconde una media sonrisa pero se recompone lo suficientemente rápido para que mi hermana no lo vea.

—¿Qué quieres decir? —pregunta mamá intentando sonar empática.

—Tefy nos dijo que ella se iba a postular en solitario y que ninguna de nosotras podíamos hacerle competencia.

—¿Tefy? —pregunta Axel mientras come.

—Ya la conocen, Stefania Prado, Stefy o Tefy... como sea que le digan... es la chica más linda de la clase.

Bufo audiblemente ante semejante declaración.

Sí, esa boba es bonita, pero decir que es la más linda de la clase es una mentira impresionante. Hay por lo menos tres chicas que no están con ellas que le ganan en belleza y humildad, y así le moleste a mi hermana, nosotras dos tenemos mucho mejor genética que ella. Por lo menos podemos sonreír libremente sin temor a que se nos arrugue el rostro.

Gabi me ignora pero sé que está ardiendo en ira.

—No entiendo su amistad —empieza mamá —. ¿Ella puede decidir si ustedes participan o no en un sorteo del curso? Porque eso me parece injusto e impositivo. Además, ¿no es por votación?

—Ella manda, mamá. Es lo que ella diga —Gabi vuelve a bajar la cabeza.

—No tiene que ser así, puedo ir a hablar con la directora y comentarle el tema... Tú debes participar en esa elección si quieres.

—¡No entiendes! ¡Ella es la sobrina de la directora! No hay nada que hacer, es muy molesto —interrumpe mi hermana empezando a alterarse.

—No me parece justo de todas maneras —sigue mamá. Estoy segura que si papá estuviera estaría de acuerdo.

—¡Solo quería compartir mis pensamientos! Ustedes no van a hacer nada, ¿de acuerdo? Sería la burla de todo mi grupo si mis padres quisieran intervenir para que yo me lleve la corona, además, sería traición.

Lo que haría por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora