Capítulo 14

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El Estímulo provocado por una determinada persona, tan fuerte, que te incita a llevar a cabo actos ilógicos que tu cerebro tacha de indecentes. Eso; es vida.

Eran las tres de la mañana y Ava estaba a punto de dormirse por fin, después de más de tres días sin poder pegar ojo y de no salir de casa.
Ni siquiera Thomas, quien había ido a verla como quince veces al día, había conseguido que saliera de la habitación.
No dejaba que su madre entrara, tan solo comía si era Thomas quien se lo llevaba. No quería verla, no después de comprender que ella había formado parte de aquella mentira.
Con tanto reposo el tobillo se le había curado prácticamente por completo, estaría perfecto en un par de días, al fin y al cabo no había recuperado las muletas y no había salido, en parte, gracias a poner esa excusa.
Su teléfono había sonado innumerables veces recibiendo mensajes de Andrew, semejante patán, había pensado con el primero.
Acosador. Le había adjudicado con el último.
Lo que no le sorprendió en absoluto fue el no recibir ni un solo mensaje del número desde el que Kyle le había contactado.
Estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo, al fin, cuando escuchó ruidos bajo su ventana. La cual daba al jardín de atrás de la casa.
Escuchó ramas partirse y una serie inentendible de palabras mal sonantes que solo podían provenir de una persona.
La morena suspiró con pesadez y se acercó a la ventana para encontrarse con Paul, vestido completamente de negro y con sus mechas brillando a La Luz de las lamparitas del jardín. Alzó la ventana para poder hablarle.
-¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?
-Al fin. ¡Sigues viva!.-Dijo con asombro. Sus miradas se cruzaron y pudo ver la alegría en la mirada de los de él.
-¿Qué quieres, Paul? Estaba a punto de dormirme.-Respondió ella sin un ápice de emoción.
-Yo bien, gracias. ¿Y tú?-La morena achicó los ojos. Estaba de mal humor y no necesitaba aquella pérdida de tiempo. Se dispuso a retroceder para volverse a la cama pero él volvió a insistir.-¡Espera, espera!-Volvió al borde de la ventana.-Necesito que vengas conmigo.
-¿A dónde?
-No puedo decírtelo así.-Obvió la facilidad de ser escuchado. Ella rodó los ojos y se puso las zapatillas de andar por casa, puesto que estaba en pijama y descalza hasta ese momento. Bajó sin hacer ruido hasta la entrada, obviando el poco dolor que sentía en el tobillo al hacerlo, y abrió la puerta para encontrarse con un moreno de casi metro noventa e intensos ojos grises.
¿Qué mierda? Fue lo único que su cerebro pudo pensar antes de que el moreno la hiciera a un lado para entrar en la casa. Ni siquiera rozó más que su hombro al pasar pero sintió una descarga eléctrica por todo el cuerpo.
-¿Se puede saber qué haces aquí?-Susurró ella, intentando dar dramatismo a su voz sin elevarla demasiado para no despertar a su madre.
-Tenemos que hablar.-Ella rodó los ojos y él se percató de su pijama de ositos.-Qué infantil.
-Lárgate.-Escupió dándole un empujón, que apenas consiguió hacerle cosquillas. Ella en cambio pudo apreciar la dureza de su pecho y músculos trabajados. Se ruborizó.
-Andrew está en una pelea.-Respondió cortante. Como si el contacto físico no le hubiera gustado.
-¿Y eso me debe importar?-Se cruzó de brazos adoptando una postura y actitud a la defensiva. Una sonrisa se cruzó fugazmente por sus facciones.
-Debería, a menos que quieras ser la culpable de que muera esta noche.
La sangre que había en su rostro desapareció dejando blanco el color de este. ¿Había oído bien?
-¿Y qué tengo que ver yo ahí?-Titubeó mientras sus brazos caían a los lados de su cuerpo.
-En dos días tengo una pelea importante y antes de esta suelen hacerse otras ilegales para sacar dinero y caldear el ambiente.
-Al grano, Kyle.
-Andrew estaba resentido porque no cogías sus llamadas y ha vuelto a pelear en una de estas. Contra Nick Williams.
-¿Y es muy fuerte?
-No suele dejar vivos a sus contrincantes.-Pareció flaquear al decir esta frase pero al segundo volvió a su infranqueable forma de ser.
-¿Y qué se supone que quieres que haga yo? ¿Por qué no subes al ring y lo sacas de ahí? ¿No se supone que eres más fuerte? ¿¡Y su amigo!?-Esto último lo dijo en unos tonos más elevados, tanto que inconscientemente se tapó la boca y miró hacia las escaleras, casi esperando ver a su madre. Pero no fue así. Cuando volvió la mirada al frente Kyle se había acercado más. Tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo.
-Solo ven conmigo, te lo explico en el coche.-Su rostro se estaba acercando al de ella como si fueran polos opuestos atrayéndose, sin explicación. De hecho se podría decir que era el momento menos oportuno para que sus labios se juntaran. Así que una bombilla se encendió en la cabeza de Ava, haciéndola retroceder.
-¿Dónde está Paul?-Dijo recuperando el aliento que no sabía qué había estado aguantando.
Él dio un paso hacia atrás, suspiró resignado y salió de la casa, esperando que ella le siguiera.
-Vamos.-Fue lo único que dijo antes de comenzar a caminar hasta el bmw negro de Andrew. Un escalofrío recorrió su espalda, recordándole que iba a salvar al idiota que había jugado con ella, pero lo ignoró. No podía permitirse el egoísmo si alguien corría peligro.
-Sigo en pijama. ¿Recuerdas?-Dijo, haciendo que Kyle se girara un segundo con la sonrisa más pícara que le había visto en la vida. Al instante se arrepintió del comentario.
-Puedo quitártelo si lo prefieres.-Ella se ruborizó como nunca antes lo había hecho y tras coger las llaves que reposaban en la mesa de la entrada salió detrás de él en completo silencio. Entraron en el coche y al poco la puerta de atrás se abrió.
-¿Qué me he perdido?-Paul saltó dentro del asiento y cerró la puerta. Ava se giró para mirarlo, pasando la mirada de él a Kyle varias veces.
-¿Alguien puede explicarme por qué habéis venido juntos?
-Kyle me llamó, me pidió que te sacara de casa y eso hice.
-¿No se supone que lo odias?-Quiso saber ella. Él sonrió.
-En está vida se presuponen demasiadas cosas, querida Watson. Demasiadas cosas.-Se recostó en su asiento y ella lo miró atónita. Giró su mirada a Kyle, quien sonreía como si escondieran algo mientras miraba a Paul por el retrovisor central. Pasaron unos minutos en silencio, con la mirada inquisidora de la morena viajando de uno a otro hasta que se armó de valor y dio vida a sus pensamientos.
-Como no empecéis a explicarme las cosas voy a dejar de ayudaros.
-¿Y dejarás morir a tu noviecito?-Preguntó el boxeador con un fingido asombro. Sus ojos estaban clavados en la carretera, alejada ya de los edificios.
-Debería hacerlo, al menos así dejaría de utilizarme para salvar tu culo.-Respondió ella en tono cortante. El comentario pilló por sorpresa a Kyle, que se giró para verla y clavó el freno.
En una fracción de segundo perdió el control del coche y empezaron a dar tumbos hasta que el automóvil salió de la carretera.

NO SOLO UN BOXEADOR ||Pausada||Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin