Capítulo 7

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Eran las tres de la mañana y la fiesta había sido todo lo que Ava esperaba, incluso más.

Antes de entrar había unos puestos con gente que se ofrecía a pintar tu cuerpo con pintura de neón para que la luz pudiera hacerla más vistosa a cambio de 3 euros por persona. Ava había arrastrado a Jonás y a Paul, o más bien golpeado con las muletas hasta que cedieron, y aunque se habían hecho los difíciles ahora los tres lucían unos hermosos dibujos en la piel.

La barra libre de alcohol hacía que todos se volvieran locos e inundaran las barras en busca de otro trago, incluso los que estaban al borde del coma etílico provocaban el vómito para seguir bebiendo. Era un auténtico descontrol, pero le gustaba en contra de todo pronóstico, o al menos a la gran cantidad de alcohol que había ingerido para no pensar en el visto tan horrible del Dr. McKellen.

Lo que le hacía menos gracia era ver cómo las pastillas cambiaban de manos como si fuera lo más normal del mundo. Y darse cuenta de que cualquiera podría colar una de ellas en su bebida si no estaba atenta.

-Oye, ¿dónde ha ido Edy?-Paul se acercó a la morena, quien estaba sentada en unas escaleras, con el acceso prohibido, para descansar el pie. Se sentó junto a ella y le ofreció de su vaso, ella alzó el suyo, negándose en silencio. Tenían que hablar gritando debido a lo alto que la música electrónica retumbaba en las paredes.

-No lo sé. Desde que llegó no ha dejado el móvil. Estará quedando con alguna chica ingenua.-Dijo Ava justo antes de dar un gran trago de su líquido negruzco. El ron-cola le estaba entrando en el organismo mejor que nunca, como agua.

El joven rió con sarna y bebió un poco de su vaso.

-Puede. ¿Vienes?-Dijo señalando con la cabeza a Jonás, quien estaba apoyado contra una pared observando todo con la bebida casi sin probar. Ella asintió y cogió el vaso con los dientes. Se levantó y agradeció a su acompañante cuando le cogió el vaso y comenzó a caminar delante de ella para abrirle paso.

El problema llegó cuando se dio cuenta a mitad de camino que había dejado el móvil en uno de los escalones tras una de las mil veces que había comprobado sus mensajes de WhatsAap. Intentó llamar a Paul por encima de la música para avisarle pero era inútil, había continuado demasiado y ni con su grito más agudo era capaz de sobrepasar los decibelios de la música techno.
Desistió al instante y se dio la vuelta, apartando a la gente con cuidado hasta regresar a la escalera donde para su no tan asombro el teléfono ya no estaba.
Por un segundo perdió los nervios pero luego pensó que igual que hizo con el vaso, Paul podría haber cogido también su móvil así que cogió aire y volvió a abrirse camino hacia sus nuevos amigos.
Para cuando quiso llegar, había cuatro chicos parados frente a ella, no tres.
Edgar había regresado al parecer acompañado, y no de una chica ingenua al final.
Paul fue el primero en percatarse que la morena estaba allí y le ofreció el vaso de vuelta. Ella cogió ambas muletas con una mano y se terminó el líquido que el recipiente contenía de un solo trago, volvió a colocar la muleta en su lugar una vez que tiró el vaso.
Jonás fue el siguiente en percatarse de su presencia, ofreciéndole su vaso mediado, a lo que ella se vio obligada a rehusar. Si seguía a ese ritmo no llegaría en buenas condiciones a casa.
Su primo dejó de hablar con el cuarto chico, el cual le daba la espalda, y la saludó con una sonrisa.
El chico, un moreno de casi metro noventa y una espalda tan ancha que casi con la camisa puesta se podía apreciar lo musculosa que estaba, se giró lentamente hacia ella con una sonrisa en el rostro, la cual fue disminuyendo poco a poco cada segundo que pasaba mirando la cara de la morena. Sus ojos, los cuales estaban entre el azul y el gris, dependiendo de La Luz, no podían separarse de los de ella, tanto que empezaba a ponerla nerviosa.
-Ella es mi prima Ava.-Dijo un Edy muy animado, bastante más de lo que estaba antes de desaparecer.-Él es Kyle.
-Un placer.-Gritó ella. Él simplemente la miró de arriba a abajo y asintió. Le dijo algo a su primo en el oído y tras despedirse de los tres chicos con un choque de manos totalmente amistoso se perdió entre la gente, sin un triste adiós para Ava.-Tu amigo es un maleducado.-Le dijo a su primo. Él se encogió de hombros con una enorme sonrisa en la cara.
-Ahora vuelve.
-Al menos que se despida.-Bufó ella.
-¿Te gusta?-Se burló Paul, quien había puesto la suficiente atención como para captar las palabras clave de la conversación mediante la lectura de sus labios.
-Tú eres tonto.-Espetó.-Solo digo que podía haber dicho algo.
-Es así.-Inquirió su primo. Ella rodó los ojos.
-Menudo gilipollas.-Dijo más para ella que para nadie más, con el inconveniente de que alguien le había escuchado.
-No deberías ir insultado a la gente que te saca dos cabezas. Y menos si estás lisiada.-La voz era de hombre, aunque con la música tan alta no lograba distinguir de quién podría ser. Cuando el moreno que antes le daba la espalda se puso a su lado sintió el rojo arder en sus mejillas. Ahora que lo tenía al lado la realidad acerca de su altura se hizo presente.
-Ni tú ser maleducado.-Refunfuñó ella aún con la vergüenza del comentario anterior. El joven sonrió de nuevo mientras miraba hacia un lugar cualquiera. Ava se dio cuenta de lo hermosa que era su sonrisa y lo envidio por ello. Era la típica de los anuncios de dentífrico que no consigues en la vida real a menos que te blanquees los dientes.
-Intento compensarte.-Le entregó una de las dos cervezas que llevaba en la mano y ella, volviendo a coger ambas muletas en una, la cogió de buen agrado.
-Espero que no contenga ninguna pastilla de la felicidad.-Dijo mirándolo con desconfianza.
-Intento compensarte, no terminar de rematarte.-Dijo riendo. El comentario la sacó de contexto, pero fue mirar el gris de sus ojos y cualquier pensamiento que no fuera ese se esfumó.
¿Qué pasaba últimamente que no hacía más que conocer hombres apuestos y con miradas de infarto?
Paul interrumpió la conversación para entregarle el móvil a Ava, quien lo cogió con la mano que sujetaba la cerveza. Los miró a los dos un par de veces y sin decir nada volvió a su lugar junto a Jonás, quien había bebido apenas un trago más.
Edgar, por su parte había vuelto a desaparecer y su prima lo tomó como la chica ingenua que no había sido Kyle.
-¿Quieres ir a dar una vuelta?-Le preguntó el moreno. Ella dudó un segundo.
-Lo siento, tengo novio.-Mintió. La carcajada que Kyle emitió estuvo a punto de sonar más fuerte que la propia música.
Ava frunció el ceño sin entender. Estaba a punto de soltarle alguna barbaridad poco propia de la Ava sobria cuando la pantalla de su móvil se encendió, provocando que su corazón volviera a acelerarse cuando vio que el mensaje era del Dr. McKellen.
*Lo siento, linda. Voy de camino.*

NO SOLO UN BOXEADOR ||Pausada||Where stories live. Discover now