9. La niña de papá.

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-Lo tengo-susurró. Acto seguido me guiñó el ojo.

Para ser sinceros... Ya no me molestaba tanto.

Martha una vez más rechazó la idea de sentarse con nosotros, y volvió corriendo a la cocina con la excusa de decorar mejor el postre.

-¿Y bien? ¿Cómo van las cosas por aquí?-preguntó papá cuando Ryan se sentó frente mi. Los chicos y yo compartimos miradas con significados completamente distintos. Ryan se veía divertido, Seth cauteloso y yo culpable.

-Bien-respondimos casi al unísono. Reprimí las ganas de correr a la sala de estar para cerciorarme  de  que el Tv y el equipo de sonido seguían allí.

Me concentré en cortar en trocitos el salmón bañado en salsa que reposaba en mi plato a la espera de que alguien retomara la conversación. Por fortuna, si pasó.

-Entré en el equipo de fútbol apenas llegué-comentó Seth. Algo en su tono delataba sus ganas de presumir.-Deberías ir a algún entrenamiento. Te lo juro, probablemente yo sea la mejor defensa que han tenido en años-fanfarroneó. Lo miré de reojo cayendo en cuenta de la situación.

¿Así que solo era yo la que se arrastraba por aprobación? ¡El imbécil se había proyectado en mi!

Dejé de contenerme de inmediato.

-Literatura ha sido una pasada. Solo llevo unos días y ya estoy a la delantera en clase-comenté antes de comer un trozo de salmón. La mirada curiosa de Ryan saltaba de mi hermano a mi con diversión.

-Ahora que lo dices, he mejorado mucho en esa también-Seth me señaló con el pulgar. Ni siquiera se daba cuenta de lo que hacía.

-Ya tengo dos amigas, Mia y Amy. Son muy divertidas-mencioné sonriente.

Papá se veía encantado con la situación. Frente a su mente incapaz de captar las cosas más allá de su nariz, está era una cena maravillosamente armoniosa con una conversación trivial.

-¿Solo dos?-soltó Seth en mofa mirándome. Me voltee para enfrentar su mirada  burlona con mi ceño fruncido. Unos segundos después sus cejas se dispararon hacia arriba, parecía haberse dado cuenta de que su rollito psicológico de problemas paternales no era solo asunto mío.

Mi hermano carraspeó y volvió la vista a su plató.

-Si, todo bien en general.

-¿Amy es tu prima?-le preguntó papá a Ryan.

-Así es. Ahora considera a Cat su alma gemela-respondió rodando los ojos con diversión.

-Ha de ser un encanto como su madre. Hace mucho que no los visito. Su padre alguna vez fue un inversionista de la empresa-comentó y le dio un sorbo a la única copa de vino servida en la mesa, frente a él. Luego, algo le hizo arrugar el ceño-Y Mia... Sigue siendo un alma libre, supongo-sonrió en mi dirección.

-Lo es-confirmó mi hermano antes de que yo pudiera hablar.-No había visto nada como ella.

-Vaya, eso ya es decir mucho-comenté dándole una sonrisa de lado. Las chicas que habían caído rendidas ante los "encantos" de mi hermano eran... un poco más que demasiadas. Chicas de la escuela, de otras escuelas, cafeterías, gasolineras y una que otra amiga de la Tía Lucy.

-Es una buena chica, es solo que Math no se toma en serio su papel de padre. Se ausenta de casa para no ver a Celeste-dijo. Recordé aquellos nombres de conversaciones que había tenido con las chicas. Math y Celeste eran los padres de Mia-¿Cómo puedes irte tranquilamente y dejar a tu hija viviendo prácticamente sola?

Mi mano se tensó alrededor del tenedor. Quería decirle que él hacía práctica lo mismo, pero decidí dejarlo pasar. Era increíble como no se daba cuenta de su propia hipocresía.

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Where stories live. Discover now