25. Te quiero

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Mentiría si dijera que no me siento bien cuando estoy con Axel. Sé que está muy lejos de ser perfecto, pero con él me siento libre, y es una maravillosa sensación que no había experimentado antes de conocerle.

Creo que después de tantos años pillada por él, el hecho de que se haya fijado en mí, ya es haber triunfado; quiero decir, hace unos meses, que Axel Gallagher fuese mi primera vez, no era más que un sueño, hasta el mirarle a los ojos lo era. Y, sin embargo, he hecho eso y más, mucho más.

Pero Axel no dejará de ser Axel, y eso lo recuerdo cuando tira de mi cabello como si fuera una muñeca. Alzo el rostro y abro los ojos cuando sus labios colisionan con los míos. El beso es demandante y exige correspondencia. Acaricia mis labios con la punta de su lengua y jala mi cabello para después separarse y contemplarme jadeante.

—Te estabas durmiendo —gruñe con el ceño fruncido. Resoplo. Puede que sea cierto que he estado a punto de quedarme dormida, pero en mi defensa diré que el pecho de Axel es realmente cómodo. Puedo escuchar su corazón, he podido escuchar cómo el latido desbocado se ralentizaba a cada segundo. Me siento bien, estoy bien.

—Que no me estaba durmiendo —bufo. Acomodo el rostro en su pecho e inhalo con profundidad—. ¿No ves que estoy despierta? Tan solo estaba descansando los ojos.

—Puedo sentir tus babas en mi pecho —dice con pesadez. Palidezco y me incorporo apresurada para limpiar su pecho. Deslizo la palma de mi mano en busca del fluido, pero no hallo nada; así que aprovecho para sobarle el pecho a Axel.

—¿Por qué no me quieres? —susurro mientras persigo con la vista mi dedo índice que resbala por su pecho.

Me he dejado llevar y no he pensado antes de hablar.

Su pecho se hincha cuando suspira. Alzo la vista titubeante y me acobardo cuando sus pupilas se clavan en las mías, pero no aparto la mirada.

—Rebeca... Ya lo habíamos hablado —se incorpora haciéndome caer a su lado en la cama. Me mira de arriba a abajo y, tras una sonrisa pícara, se levanta de la cama y echa a andar al baño.

—Lo sé, pero no me diste ninguna razón lógica —me dejo caer de espaldas sobre el colchón y suspiro.

—¿Qué tipo de razón esperas? —regresa al dormitorio con los pantalones puestos. Le miro de reojo y bufo.

—No sé, quizá algún argumento válido como hacen las personas maduras—ruedo los ojos y los cierro. Bufo de nuevo esperando algún comentario por parte de Axel, pero como solo hay silencio, bufo de nuevo, suspiro de forma muy exagerada, maldigo, resoplo y bufo otra vez. Me rindo—. ¡¿No vas a decir nada?! —cuestiono con molestia y me siento con las piernas cruzadas. Axel está de pie, frente a mí. Sus pupilas están clavadas en mí, y juraría que están dilatadas y brillantes. Su sonrisa pícara y caliente lo confirma.

—Creo que soy una persona muy madura que hace bien al dejar las cosas claras desde el primer momento —se vuelve hacia el armario y rebusca hasta sacar una sudadera azul—. Aunque quizá no me explico bien —se pone la sudadera y me mira sin dejar de sonreír—. O quizá el problema esté en tu comprensión.

—Mi comprensión es mucho mejor que la tuya, que por lo visto no entiendes qué es lo normal —musito con relente.

—¿Lo normal? ¿Me estás jodiendo? —se acerca a mí y agacho la mirada en un acto reflejo. Está molesto y puedo sentir el aire caliente que sale de su nariz, rozar en mi mejilla. Trago grueso y me doy cuenta de que estoy respirando con lentitud—. ¿Qué es normal para ti?

Soy Más Que Un Juego [✔️] [Gallagher #2]Where stories live. Discover now