2.- Pros y contras de ti.

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Como era más que costumbre, ese día, Wei Ying se levantó un poco más tarde de lo normal debido a ser el primer fin de semana que pasaba en la casa de los hermanos Lan

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Como era más que costumbre, ese día, Wei Ying se levantó un poco más tarde de lo normal debido a ser el primer fin de semana que pasaba en la casa de los hermanos Lan. Al principio fue raro, levantarse y encontrarse con un techo completamente diferente al de su casa y una habitación por igual, aún con sus cosas dentro de las maletas y sólo su chaqueta del día anterior regada en el suelo a media habitación.

Antes de levantarse suspiró, recordando la divertida cena que había pasado la noche anterior con el primer hermano Lan, disfrutando de una rica hamburguesa al lado del mayor quien, extrañamente, disfrutaba de bromear sanamente y era bastante abierto y blindo al hablar.

¡Por dios! Que incluso ella, domadora de hombres salvajes con nombre que inicien con "J" y terminen con "iang Cheng" se vio a si misma con las mejillas enrojecidas en más de una ocasión gracias a esa sonrisa, esa maldita sonrisa.

Alguien debió haberle dicho que los Lan eran mismísimos dioses griegos que habían inmortalizado sus cuerpos para mojar las bragas de cualquier señorita que se les pusiera en frente... Porque por lo menos ella, por esas bendita sonrisa, hasta aprendía a tocar la flauta y se animaba a levantar a un millón de muertos para hacer una guerra en la antigua China y defender esa hermosa cara.

Bueno, valía soñar.

Con pocas ganas, Ying abandonó la cama, dirigiéndose al baño, lavando sus dientes, su rostro y arreglando su cabello para luego salir rumbo a la cocina, aún en pijama, donde se encontró a XiChen, quien solo llevaba el pantalón de la pijama puesto, no tenía camisa, estaba preparando al parecer el desayuno, éste giró encontrándose a la chica, sonrió al verla y le mostró la cazuela con un desayuno casi listo.

Wei WuXian casi se arrodilla y le dice al cielo que ya estaba lista para morir.

...

¿Dijo al cielo? ¡Ja!

—XianXian, muy buenos días —saludó, mostrando una sonrisa mientras la menor tomaba asiento en uno de los taburetes de la barra.

—¿Por qué me dices "XianXian" si solo soy como cinco años menor que tú?

—Porque puedo —dijo burlón, guiñando un ojo a la chica, quien ya comenzaba a creer prudente eso de tener el número de la morgue en su marcación rápida. 

—¿Puedes llamarme XianXian, pero no puedes ponerte una camiseta? —cuestionó, pero al observar el rostro confundido del Lan, que rápidamente pasó a uno completamente avergonzado, supo que el mayor no lo había hecho intencional.

Como pudo e indicándole a la chica que cuidara la estufa, corrió a la sala donde estaba, misteriosamente, una camiseta pulcramente doblada, tomándola y poniéndosela en cuestión de segundos, volviendo al lado de la chica, a quien le sonrió con algo de pena y burla.

—¿Te incomoda ver a un hombre guapo cocinando de esta manera? —cuestionó, sirviendo los omelette en tres platos, ignorando la carcajada que salió de los labios de la chica, dejando también un par de panes tostados y una taza de café frente a ella.

Polos Opuestos {WangXiXian}Where stories live. Discover now