49. Perturbaciones

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Me había puesto de pie mientras él hablaba y me acerqué con el ceño fruncido. Marco me sonrió, pero fue una sonrisa forzada que no se reflejó en el resto de sus facciones, quise reconfortarlo poniendo una mano en su hombro; pero él me esquivó con una mueca de incomodidad en el rostro.

-No me toques cuando ella está tan cerca, puede ver.- me advirtió.

-Marco.- lo llamé buscando su mirada.-No estoy tratando de esconderte.-

-Lo sé, no me refiero a eso...- dijo sacudiendo la cabeza.-Sólo ve a ver qué necesita, ¿quieres?- me apremió.

Cerré los ojos sintiéndome intranquilo y opté por seguir su consejo y simplemente ver qué era lo que Alice quería, aunque podía imaginármelo. Me acerqué a la entrada con el corazón pesado, nunca había esperado que ambos se conocieran en persona ni que se dirigieran la palabra; aunque sabía que el mundo era pequeño y que probablemente pasaría. Pero no lo había pronosticado tan pronto.

Alice esperaba dándole la espalda a la puerta y de brazos cruzados. Su cabello rubio estaba suelto y húmedo, caía sobre su espalda pesadamente y se removía con lentitud por la brisa, al igual que el borde de su corto vestido.

-Alice.- dije su nombre, con mesura.

-Derek.- respondió mirando por sobre su hombro.

Se volteó y suspiró profundo al verme, sus ojos grises me recorrieron tristes y cansados, lo que me trajo una sensación de culpa. No me gustaba saber que yo podía ser la fuente de malestar de alguien que quería, y ya lo había dicho incontables veces, Alice aún me importaba.

-Sólo quería visitarte.- dijo al fin.

-No puedes seguir viniendo así.- le dije frotándome los ojos.-No sé por qué no te anunciaron cuando llegaste, pero...-

-Estaba en casa de una amiga, vive a unos minutos.- me interrumpió.-No iba a venir, pero sentí que... sabes lo que sentí.- resolvió.

Ambos guardamos silencio, sin mirarnos. No estaba enojado, a decir verdad no estaba muy seguro de cómo estaba. Nervioso, arrepentido e indignado; preocupado, inquieto, quizás feliz. Mi intención no había sido terminar mi relación con ella y zanjarla de raíz, siempre he querido que sigamos siendo amigos... pero aún se sentía muy pronto, a esas alturas del año aún era necesario que no nos viéramos para evitar confundirnos.

-Hablaremos.- dije al fin.-Quizás en un año, pero por ahora prefiero que...-

-Me habrías invitado a entrar si estuvieras solo.- me interrumpió.

-No lo creo.- negué.

-¿No crees que te apresuraste demasiado trayéndolo a casa?- me preguntó, sus ojos entornándose con cierta dureza.

-No creo haber pedido tu opinión.-

-Lo digo porque te amo y porque te conozco, cuando te enamoras lo haces de golpe y no te detienes a pensar.- indicó con seguridad.-No eres cuidadoso, lo entregas todo demasiado rápido y confías en que recibirás el mismo trato; aún lo recuerdo.-

Sus palabras fueron como un sonido de advertencia, ruidoso y aturdidor, desconcertante. Me alejé de la entrada y caminé hasta la acera de enfrente siendo seguido por ella, no quería que Marco escuchara de casualidad lo que Alice decía, ni tampoco lo que yo le contestaba.

-Alice, por favor, no necesito que me digas eso ahora.- le pedí llevándome ambas manos a las caderas, mirando hacia la calle.

-¿Por qué?- preguntó curiosa.-¿Temes escuchar la verdad o las dudas que te surgen cada vez que hablo?-

La Primera RupturaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt