Decisiones.

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El coraje le duró más tiempo de lo que es considerado sano, Mihael se encontró a si mismo pensando y pensando en aquello que ese estúpido híbrido había dicho. Disculparse, en serio, le sabía a burla, a un claro "no eres capaz y me das lástima".

Quizá estaba exagerando todo, quizá lo que realmente le molestaba es que aquel ser estuviera ocupando una porción tan grande de su cerebro cuando no lo merecía y peor aún, le enfurecía que palabras tan simples le estuvieran creando tantos conflictos en la cabeza. Sí, debía ser eso.

Fuera cual fuera la razón, Mihael pasó más de una semana pensando en eso mientras veía al híbrido acostumbrarse a la vida en el lugar, viéndolo sentirse un tanto más cómodo alrededor de Misa, Mail o Beyond que cuando estaba solo o con gente desconocida. Aún con eso no hacía nada que él no le pidiera y pedía permiso para todo, jamás haciendo algo que pudiera considerarse como tener demasiada libertad.

—Lo odio, —Mihael dijo mientras terminaba de escribir algo en la computadora.

—¿Tú que no odias, Mihael? —Mail comentó mientras se entretenía con su juego—. Esa es una pregunta más interesante.

—¿Desde cuándo te certificaste como payaso? —Le preguntó mientras lo fulminaba con la mirada—. Hasta donde sé, te contraté como hacker, no como payaso o vago.

—Sabes que vago, flojo, o como le llames, soy, no te quejes —Mail contestó, estirando las piernas—. Eso venía en el contrato, darme mi derecho a descansar, además, toda la semana he estado en joda total,

Mihael sabía que así era, Mail había hecho un excelente trabajo para borrar los registros de Nate con sus dueños anteriores, del burdel donde estuvo y del barco que lo mandó a Estocolmo con el resto de híbridos que ni siquiera tiene idea de donde estaban ya. Sin embargo, sabe que es una solución provisional, sabe que ese ex—dueño enojado que perdió millones de dólares por algo que jamás vio los encontrará y, muy probablemente, vendrá a crearle problemas, sí, los problemas por los que Nate se disculpaba.

—Da lo mismo, sigue trabajando, nadie está descansando aparte de ti, —Mihael dijo en lugar de lo otro, sin despegar la mirada de la computadora mientras sus manos bailaban por el teclado con rapidez.

—Te diré, si entras ahorita al comedor, vas a ver a un tipo dormitando en la esquina, —Mail sonrió cuando escuchó al otro chasquear la lengua—. Eres el jefe, sí, pero no todos hacen lo que tu quieren todo el tiempo.

Mihael también sabe eso, es obvio. Las personas te pueden jurar lealtad eterna, prometer que jamás mirarán en otra dirección que no sea la que tú caminas y decir que siempre estarán ahí, pero él sabe que en este y en todos los mundos eso puede cambiar. En el suyo, una mejor paga o un dinero extra puede hacer a sus mejores traficantes desviar la mirada mientras la cabecilla enemiga se roba un cargamento para ellos, en el normal, un chisme susurrado en el pasillo de la escuela puede acabar con la reputación de alguien y dejarle el camino libre a otro.

Mihael no es alguien que confíe con facilidad, el haber empezado desde el fondo de esta cadena le hizo ver que las amistades reales son raras y casi inexistentes y que se vuelve peor cuando las cosas avanzan. Entre pandilleros o peones de poco valor se pueden llegar a cuidar las espaldas, pero cuando uno empieza a sobresalir, los otros miran con recelo y envidian lo que tiene, queriéndolo para sí. Conforme subió y escaló para llegar a la silla a donde está, tuvo que deshacerse de supuestos amigos después de haber sido atacado por la espalda,

—Mientras tú no lo hagas, me vale un carajo lo demás.

Y Mail sonrió, sonrió porque sabía que Mihael confiaba en él y porque sabía que él tenía la consciencia limpia; siempre le había venido a contar, con una sonrisa en la cara, que alguien había intentado comprarlo, que enemigos grandes le habían mandado correos crípticos ofreciéndole el cielo mar y tierra si accidentalmente dejaba al descubierto información que terminaría en forma de una bala en la cabeza de Mihael.

Híbrido defectuoso [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora