Diferente

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—Me voy dos días y regreso para encontrar con que tienes un híbrido, cómo cambian las cosas.

Mihael desvió la mirada del teléfono cuando escuchó la súbita voz interrumpiendo la tranquilidad de su oficina—. Ya, ¿vas a llorar?

—Puede que sí, creía que mi mejor amigo querría mi opinión antes de tener uno.

—¿Quién dice que yo te considero mi mejor amigo?

—Oh, Mihael, estas rompiéndome el corazón.

Mail había llegado a su vida de la manera más insólita, tan insólito como que estuvo a punto de volarle la cabeza después de descubrir que había intentado robarle una transacción que acababa de hacer. Mihael estaba furioso y además de la cabeza de su propio encargado de seguridad, exigía la de quien lo había intentado.

Había tomado meses encontrar a Mail escondido en un edificio que nadie pensaría servía para ocultar a un hacker tan hábil como él, a pesar de tener una pistola apuntándole a la cabeza él se había mantenido tranquilo, sonriente incluso y eso, además de irritar de una manera inimaginable a Mihael, le había hecho surgir el deseo de que trabajara para él.

No lo admitía nunca, pero Mail se había convertido en la persona en quien más confiaba en el mundo.

—Como sea, ¿qué averiguaste? —Preguntó, aventando el celular sobre el escritorio mientras el otro se dejaba caer en la silla frente a este.

—Que Geoffrey ya se enteró de su cargamento perdido, que Smith está que se avienta de su edificio porque te enteraste de lo que quería hacer antes de que lo hiciera, agradéceme de que no te degollaran después, de nada, y que Hatake quiere reunirse contigo porque se enamoró de la droga de calidad que le mandaste.

—Y el imbécil decía que tenía sus dudas —Mihael rio, sacudiendo la cabeza—. Tardaré en contestarle, quería que le rogara, es su turno de hacerlo.

—Por eso nadie te quiere, —el otro resopló, cruzándose de brazos—. Pero enserio, ¿por qué te quedaste con ese híbrido? Te hubiera hecho rico, bueno, más.

—No lo sé —se alzó de hombros, arrugando la nariz levemente—. Me contestó, ¿sabes?

—Milagro que no esté muerto.

—No es eso, tonto, —le reclamó, conteniendo las ganas de aventarle una piedra a la cabeza—. Todos se estaban muriendo de miedo y él parecía solamente ido, acostumbrado a todo lo que pasaba.

—Pues supongo que lo está, o así asimiló la vida que tiene —dijo mientras se frotaba la nariz—. Cada quien lo hace diferente y supongo que a él simplemente se le fue el instinto de llorar o pelear.

—Es raro que haya alguien así —contestó, mirando su teléfono para revisarlo—. Mel, tú sabes lo que sufren en todo eso.

—Sí lo sé, igual lo quiero cerca para ver qué más tiene que mostrar.

—¿Para eso o para calentarte cierta parte en las noches?

—Ándate con Beyond que quien trae ganas piensa que todo es para eso —le espetó—. ¿Desde cuándo crees que te voy a contar todo?

—Desde siempre, básicamente —dijo con una sonrisa burlista—. Y si no lo haces, lo descubro por mi cuenta.

Mihael rodó los ojos, sobándose la frente mientras abría la computadora—. Encárgate de revisar las cosas con Manley, no quiero que alguien me robé lo que robé.

—Pícaro —Mail rio antes de levantarse y chasquearle los dedos, abriendo la puerta y sonriendo al ver al otro de pie ahí—. Mira que bien te lo dejaron, Mel, seguro que te encanta.

Híbrido defectuoso [Mello x Near]Where stories live. Discover now