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—Mañana... mañana me encargaré de ello.

Mihael tenía una filosofía que le prohibía tajantemente dejar cosas que bien podía resolver el mismo día, para mañana. Desde que era un simple peón que iba de un lado a otro entregando paquetes, era bastante consciente de que podía morirse sin siquiera verlo venir y por ello había tomado la decisión de no dejar nada pendiente. En todos sus años de vida había seguido estas reglas hechas por sí mismo y aunque era obvio que había ocasiones donde se veía obligado a aplazar alguna tarea, se había esforzado por terminar sus asuntos.

La vida, sin embargo, parecía querer que el problema con Nate no se resolviera.

A pesar de estar más que seguro de querer hacer algo para evitar que el problema se hiciera más grande gracias al apoyo de Mail, parecía no encontrar el tiempo adecuado. Después de dejar el hospital le habían llegado las noticias de que tenía problemas con unos imbéciles del sur y eso le había obligado a ocuparse de eso y pasar la noche y gran parte del otro día visitandolos. Después vino un cargamento perdido. Luego un intento de amotinamiento en el norte. Un par de días después y algunos de sus hombres aparecieron muertos.

Y las cosas seguían sin nada que dijera iba a cambiar.

Tras un par de días donde apenas y lo había visto, terminó por dejarlo al cuidado de Misa y Beyond aun cuando esto significaba estar en un constante estado de nerviosismo por lo que podía pasar. Nate era el centro de la diana que contenía todas sus debilidades y con tantas personas tirando a matar, era obvio que terminarían por dar en el centro. Pensar que alguien podría venir a llevárselo o hacerle daño le carcomía las entrañas y agregaba a esa desesperación de arreglar las cosas.

—Señor, eh, hay un problema.

—Que no hubiera uno sería lo nuevo —dice entre dientes—. ¿Ahora qué?

El hombre, que luce nervioso de ser el portador de malas noticias sabiendo el mal humor que el jefe carga consigo, asiente torpemente mientras se rasca el brazo izquierdo.

— Es un rumor... —susurra antes de apresurarse a continuar—. Tiene sus bases, claro, jamás lo molestaría con algo tonto. En algunos puntos se dice que habrá un ataque al lugar principal.

La mente de Mihael se va de inmediato a Nate, pero es como una torre de cartas que se viene abajo cuando la base es dañada. El lugar está en una posición estratégica y conseguirla fue toda una hazaña que lo dejó con varias bajas, pero ese no es el problema más grande.

La gente en la que confía, la poca que significa algo para él están ahí.

—Consigue toda la información —ordena, entornando la mirada a la ventana—. No necesito decirte que seas discreto.

El hombre asiente. No es de sus mejores elementos, pero le tiene la suficiente confianza como para recabar algo de información que pueda ser útil e incluso si no puede conseguir nada y termina muerto, Mihael podrá entonces confirmar que algo realmente está pasando.

—Claro, ¡lo tendré lo antes posible! —dice—. No le fallaré, puede estar seguro.

Mihael solo le hace un gesto con la mano para que se vaya y el hombre se apresura a hacerlo. Cuando la puerta se cierra no puede evitar golpear el piso con el zapato en un gesto ansioso que normalmente le crispa los nervios cuando alguien más lo hace pero que no puede evitar ahora mismo. No quiere precipitarse, mantener la calma es lo más importante en cualquier situación y este supuesto rumor, ahora que lo piensa mejor, puede ser una trampa que lo haga reunir a toda la gente importante en un lugar para acabar con todos.

Aun con eso, termina por tomar uno de los tantos teléfonos desechables que tiene para marcar.

—No me digas, te surgió algo más y no podrás llegar. Estás empezando a parecer el marido demasiado enfocado en su trabajo que ignora a la familia.

Híbrido defectuoso [Mello x Near]Where stories live. Discover now