Diferentes escenarios

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—Si lo desconecta se va a morir, entonces.

—No exactamente —la mujer dice, con esa postura profesional que todos los doctores parece tener—. No tiene muerte cerebral y aunque su organismo esté en ese estado sin cambios, no perderá la vida como sí lo haría alguien que no tiene más esperanza.

—Pero puede morir —repite, manteniendo la mirada en sus propios dedos sobre la mesa—. No me trate como un idiota a quien se le da falsas esperanzas porque no lo soy.

—No deseo tratarlo así —responde con un suspiro—. Pero sí, es una posibilidad. La posibilidad de que su cuerpo no resista existe, que sus órganos fallen al no tener el soporte que ha tenido hasta ahora puede pasar.

Mihael tiene que tragar pesadamente el nudo que se le ha formado en la garganta. Los ojos le arden y le cuesta mucho trabajo el no soltarse a llorar o mostrar algo de debilidad frente a la mujer.

—Y aun con ello, mantenerlo con la máquina es peor.

—Sí, me temo que para este momento el daño en su garganta y cuerdas vocales ha sido considerable —dice, bajando la mirada a los papeles que tiene—. Prolongar la situación realmente no hace que el panorama sea mejor.

Mihael asiente, apretando los dedos contra el escritorio antes de aclararse la garganta en un afán de hacer que su voz suene normal,

—Retirelo entonces —dice calladamente—. Pero más le vale no dejarlo abandonado a ver si se muere.

—Jamás he hecho algo así con mis pacientes.

—Me parece bien que lo tenga claro.

A la mujer sigue sin hacerle gracia sus amenazas, pero sigue siendo una profesional así que solo asiente y se pone de pie para abrir la puerta y que ambos puedan salir de su oficina. Mihael aprieta los dientes para evitar mostrar alguna emoción mientras caminan por el pasillo para llegar hasta la habitación donde Mail se pone de pie de un golpe y los mira con ojos preocupados.

—Comenzaré las preparaciones.

Mihael solo asiente, haciéndose a un lado y tomando del brazo a Mail para jalarlo hasta la esquina donde su amigo entiende lo que está pasando y se apresura a pararse frente a él para protegerlo, aunque fuera un poco, de las miradas de la doctora y demás personal que ingresa a la habitación.

—Si sus pulmones resisten, entonces se quedará así, si no...

—Pasará lo que deba pasar —Mail susurra con un leve asentimiento de cabeza—. Estoy contigo.

Suprimiendo un escalofrío, Mihael fija la mirada en Nate mientras la gente del hospital se pone a caminar de allá para acá en preparación del procedimiento que estaba por llevarse a cabo. Intenta no quebrarse al ver cómo retiran ese tubo que le ha lastimado tanto ya, siente que el corazón le late a mil por hora con la incertidumbre de qué pasará porque todo parece ser de lo más fatalista.

Los labios de Nate, esos tan suaves que Mihael adoraba besar, están resecos y hay rastros de sangre manchando ciertas partes, a Mihael le gustaría ser quien lo limpie, pero solo puede ver cómo lo hacen una vez retiraron toda la cinta y tubo. No tiene idea de cómo es todo el procedimiento, pero ahora teme que alguna de las máquinas que aún monitorean su estado empiece a sonar para indicar que lo peor está por pasar.

Sus ojos se clavan en el pecho de Nate, temerosos de encontrar que ya no se mueve o que incluso el movimiento se está haciendo más lento en señal de que no puede hacerlo por sí solo.

—Puedes descansar, mi híbrido.

Su propia voz le regresa a la cabeza como si quisiera recordarle que él mismo le dio permiso de irse al fin, como si quisiera prepararlo para uno de los tantos posibles resultados, pero Mihael prefiere ignorarlo y mantener la vista en lo que pasa.

Híbrido defectuoso [Mello x Near]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum