Capítulo XXXX |FINAL

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Había algo inexplicable en la vida, en lo impredecible que puede llegar a ser. Los momentos, las acciones, las personas; todo es tan efímero, todo puede cambiar en tan solo un chasquido de dedos. Cerrar los ojos, imaginarte algo que sucedió hace mucho y desear volver a ese momento exacto para poder vivirlo con la misma intensidad que aquella vez.

Mi mamá siempre me decía: Todo aquello que amas, algún día puede desaparecer, aférrate a ello hasta el último segundo. Amalo, cuídalo, recordalo, porque algún día se perderá. Y no estará y desearás poder vivirlo de nuevo.

Cuando conocí a Sean, me acuerdo que afirmé que era un idiota engreído. Reconozco que hasta odié tener que cruzármelo cuando iba a trabajar. Si alguien me hubiera dicho que él sería la persona que amaría tan locamente, me hubiera reído en su cara.

Pero no solo lo juzgué a base de apariencias, sino que también me guíe por cosas que decían de él y su familia. Falla de principiantes. Pero me cerró la boca tan jodidamente, y no hablo a besos en este caso, sino demostrándome que puede ser talentoso, inteligente, humilde y muy bueno con todos.

Me enseñó a amarme, cuidarme, respetarme y saber que más allá de lo bueno o lo malo, él estaría ahí para mí. Me amó de una manera tan real, transparente, hasta aquello que yo creía imperfecto en mí, disfrutó de hacerme saber que era perfecto para él.

"No te tienes que avergonzar de amarte, de mirarte al espejo y admitir que te ves bien el día de hoy, por más que mañana no creas lo mismo. No te aferres a tus defectos, no los mires como algo negativo, no creas que una estría o una mancha en el cuerpo te hace menos interesante, menos talentosa, menos atractiva para mis ojos y menos atractiva para TUS ojos. Porque la que te debe amar primero y contra cualquier tsunami, eres tú misma, cariño." Sus palabras eran como un tatuaje desde que me lo dijo por primera vez el año pasado. Era como un recordatorio.

—Te vas a joder de tanto pensar. —Aaron se sienta a mi lado y no me mira, mantiene su vista al frente. Sus ojos estaban rojos de llorar, al igual que su nariz y sus mejillas—Tienes esa cara de que vas a caer desmayada en cualquier momento, si te sientes mal puedes irte a tu casa y descansar bien un rato, si nos avisan algo, te avisaré.

Había llegado ayer a la noche, cuatro horas después de nosotros. Se lo veía cansado, no nos habíamos movido de aquí desde que llegamos. Yo tuve la oportunidad de cambiarme el vestido ya que mi mamá me pudo acercar ropa al hospital. No planeaba moverme hasta tener noticias de Sean.

—Me siento bien, no quiero irme por ahora—Le muestro una sonrisa casi parecida a una mueca, y él asiente entiendo que no me movería de acá. —¿Sean y tú habían peleado también antes del accidente?

—Sí, fue en el colegio, después de clases, no me cayó bien su mal humor que llevaba todos los días en clases y tampoco a sus compañeros de lacrosse; andaba muy distraído y contestaba mal a los profesores. Así que le dije que no debía seguir siendo tan imbécil con todos, porque no tienen la culpa de sus problemas,  y me mandó a la mierda, pidiendo que no me metiera en lo que no me importa.

Auch. Sean era muy unido a su mejor amigo, pocas veces han discutido tan feo de esa manera y menos sin que Whitman le diga cómo se siente o porque andaba de esa manera.

—Aless me dijo que te sientes culpable por lo que está sucediendo—Lo miro, a sus ojos claros y su cabello azabache. No respondo nada al respecto, él ya sabía bien la respuesta— Sé que decirte que no tienes la culpa no ayudará en nada a disipar ese remordimiento, pero si ese fuera el caso, no eres la única culpable aquí. Yo también llevaría la culpa, Hannah también, sus papás y todas las personas que estamos cerca de él y no nos dimos cuenta que algo pasaba para que actuara de esa manera. Solo lo enfrentamos obligándolo a que actué mejor, a que no se comporte de esa manera; en mi caso ni siquiera le pregunté qué sucedía, y me arrepiento totalmente, porque capaz eso hubiera ayudado, aunque sea un milímetro, a que no terminara de esta manera.

Prescindible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora