C A P I T U L O 31.

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Todos estábamos fascinados con los Abraxan bebés que habían llegado a la Reserva. Estos se llevaron especialmente bien con Ryan, uno de los mellizos que llegaron para completar sus estudios mágicos. Por lo que había podido observar él era muy trabajador y algo introvertido, no solía hablar mucho pero era mayormente porque aún tenía dificultades con el idioma, por lo que prefería hablar en inglés.

Su hermana Christine era todo lo contrario, sumamente extrovertida y llena de ideas, maquinaba cosas cada vez que despertaba y su proactividad en algunas ocasiones llegaba a abrumarme. Volviendo a Ryan, su vínculo con los Abraxan había desatado los celos de su melliza y era divertido y a la vez ridículo verlos pelear por esas situaciones tan cotidianas o por el afecto de las criaturas, las hadas que estaban en el claro adoraban a Christine, sólo salían cuando ella llevaba los elixires que preparábamos para ellas .

Yo les había decidido dar carta blanca en cuanto a lo que cuidados se hablaba, con el tiempo demostraron con creces que eran las personas adecuadas para hacerse cargo de las "bestias" como Yusuf solía decirles.
Los días eran tranquilos, pasaban con naturalidad y con las anécdotas que los animales solían darnos día a día.

Hasta que de pronto la respiración agitada de Christine me quitó toda la calma.

—¡Charlie! ¡Afuera hay una funcionaria del ministerio Inglés que dice que viene a supervisar la reserva! ¡Me dijo que necesitaba hablar contigo de manera urgente! ¡Alguien manifestó que supuestamente aquí habían irregularidades!

—¿Qué? — solté incrédulo ¿Acaso eso era posible?

Maldición, otra vez teníamos encina a esos idiotas ¿Pero por qué Kingsley habría de mandar a alguien? ¿Acaso  Evanna habría dicho algo? No, no, eso no era verdad. Acá nos hacíamos cargo de las criaturas con amor y dedicación.

—¡Por favor! ¡Anda a ver qué sucede! — me chilló Christine.

Rápidamente dejé lo que estaba haciendo y salí dando zancos a toda carrera hacia la entrada de la reservación. Me sentía ofuscado de inmediato, estas cosas me cambiaban el humor de una manera demasiado drástica.

Christine me siguió los pasos rauda, ya que era del tipo de chica que si tenía que pelear peleaba, y si tenía que salir en defensa de todos lo haría.

Cuando llegué me paré en seco.

— Es ella Charlie — susurró mi compañera.

Mi mirada se topó con la de la chica de inmediato y quise que me tragara la tierra en ese mismo instante.

— Buenas tardes Charlie, tanto tiempo. — Nina se acercó con su característica forma de caminar tan intimidante.

—¿La conoces? — preguntó la chica a mi lado.

— Sí — le contesté. — Puedo manejarlo, vuelve a hacer tus labores.

— Siento haber mentido cuando llegué — dijo Nina. —pero de lo contrario no hubieras querido hablar. Y sabes que ya ha pasado tiempo suficiente.

Christine frunció el ceño sin entender nada de lo que acontecía, yo traté de respirar con regularidad ya que la situación me puso los nervios a flor de piel, eso no podía negarlo.

— Christine, yo me encargo, enserio. — me volví para repetir lo que ya le había dicho.

— Cualquier cosa nos avisas ¿No hay ningún problema verdad?

— No, ninguno. Sólo que ella no entiende que ese tipo de bromas no son correctas.

— Hay cosas peores que no son correctas y sin embargo no te desagradan — me soltó Nina con sarcasmo e ironía en su voz.

Dragones y Canela [Charlie Weasley]Where stories live. Discover now