C A P I T U L O 27.

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Todo había vuelto a la normalidad o esa era mi impresión repentina.

Desde el ministerio habían verificado que todo lo teníamos en regla y que las tierras cedidas por mi cuñada, ya estaban a disposición de la Reserva, eso nos significaba emoción pero también mucho trabajo extra. Lo bueno es que de inmediato habían hecho llegar más Dragones desde Dinamarca, jamás habíamos tenido especies mágicas de esa tierra y yo estaba fascinado.

Con todo esto había olvidado que mi intención de venir acá era tener una vida tranquila.

Jamás olvidé mi amor por los animales, pero las circunstancias habían puesto todo de cabeza. Todo este drama del ministro y sus ansias de poder eran parecidas a los líos que aparecían en la revista que solía leer mamá, Corazón de bruja.
Hablando de show mediático, no había tardado en venir la odiosa de Rita Skeeter a hacer sus preguntas para publicarlas por El Profeta en Londres, más supimos que venía a espiar ya que reconocimos un escarabajo extraño entre las plantas y la pusimos al descubierto como animago no registrado.

Evanna siempre entrometida, nos ayudó otra vez para sacarla rápido de la Reserva. La bruja estaría en graves problemas por espiar en propiedad privada y más encima en un país donde no es ciudadana. Los rumanos en ese sentido son muy estrictos y no aguantan ninguna de las tonterías que suelen suceder en Londres.

Pasó la tarde como cuando recién ella había llegado, decidimos jugar Quidditch y la verdad de las cosas nos estuvimos riendo demasiado, hace tiempo que no estábamos tan tranquilos luego del trabajo. El juego duró hasta que atrapé la snitch. De allí Yusuf se fue a recostar, ya que nos comentó que le dolía un poco la cabeza, los demás chicos comenzaron a irse a casa. Junto a Isaac decidimos guardar las escobas y hacerles un poco de mantenimiento, solíamos jugar, más jamás les cortabamos las hilachas o los palos sobrantes.

— Se ven tan tiernos allí— nos molestó Evanna. — Me gustaría sacarles una foto.

— Deberías venir a ayudar a limpiar y a pulir en vez de estarte riendo como una ridícula. — le escupió Isaac.

— ¡Qué demonios Foster! Te veo estresado — sacó la varita y comenzó a regar las fresas que habíamos plantado hace un tiempo. Aún habían dado fruto.

— Eres antipática.

Yo los veía con una sonrisa en la cara, ambos eran bastante infantiles.

—¿No dirás nada Weasley? —me increpó Isaac.

— No peleo en batallas que no son mías. — dije levantando las manos. — Hagan en amor, no la guerra.

— Es una indirecta para tí Eva.

Ella rodó los ojos. Odiaba que le dieran cosas así ya que se ponía nerviosa y colorada de inmediato.

— Miren, no me han dejado hablar. Venía a hacerles una propuesta. — comentó en tono risueño.

— ¿Ah si? — me interesé.

— Pues habla pronto, siempre te das demasiadas vueltas. — Isaac estaba comenzando a impacientarse.

— Como ya no tenemos de qué preocuparnos, además que mañana ya es sábado ...

— ¿Ya? — seguí su hilo de conversación.

— Podríamos irnos al lago, hacer una fogata y tomarnos algo para divertirnos. — propuso.

Junto con Isaac intercambiamos un par de miradas y barajamos la propuesta que ella nos hizo.

—¿Qué beberemos? — cuestionó mi amigo.

— ¿Cerveza? — respondió Eva.

— Pff, eso es para niñas, a mí me gustan los tragos más fuertes.

Dragones y Canela [Charlie Weasley]Where stories live. Discover now