Capítulo 22

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La pelirosada observaba papel trás papel, sin poder concentrarse del todo. Después de ese día Kenji se mantuvo alejado de ella, incluso no le dirigía la palabra a menos que sea acerca del antídoto que aún no lograban descifrar. Por otro lado, Gaara estaba muy ocupado como para preocuparse de cosas triviales como ella. Pero un ramo de tulipanes siempre la esperaba afuera de su oficina, con una bonita frase que la animaba de sobremanera. Supuso que el responsable era el Kazekage.



-Mina, he terminado por hoy. Por favor si ves a Doctor Kenji hazle saber de mi ausencia por si me busca.-



La secretaria le afirmó con la cabeza. El turno de la ojijade ya había terminado pero siempre se quedaba hasta madrugadas. Pero ella necesitaba un descanso, tenía a los enfermos descansando con suero y gracias a que trataron casi todos síntomas que llevaban ya estaban fuera de peligro, por ahora.



Sakura salió del hospital con un gran peso encima. Soltó un grave suspiro, necesitaba un buen baño y dormir hasta que no pudiera más. Necesitaba ver a Tsunade, era lo único que tal vez la ayudaría a tener paz. Su mente estaba muy sobrecargada, especialmente por ambos pelirrojos que actuaron de manera extraña hace dos semanas.



Kenji no podía gustarle ella. Claro que no. Él mismo había hecho chistes que quería tener muchos hijos con ella, pero al final siempre reía diciendo que era una broma. Por eso ella hizo caso omiso. Apenas lo conocía unos cuantos meses, pero no se imaginó que podía enamorarse de él, simplemente era un amigo del cual fiarse mucho por ser doctor general del hospital de Suna.



Su misión era terminar siendo la prometida de Gaara para obtener la paz entre Konoha y Suna, incluso evitar guerras que podían llegar y apoyarse mutuamente. Salvar vidas en Suna ahora que necesitaban mucho apoyo. La pelirosada desconocía aún los sentimientos de Gaara, era muy díficil descifrarlo.



Sus pies la llevaron hacia la torre donde estaba trabajando Gaara. En sus brazos llevaba unos documentos en un sobre, acerca de lo que pasaba en el hospital. Siempre enviaban a un anbu para que los recogiese cada fin de semana, pero ella se ofreció hacerlo esta vez. Nunca tenía tiempo, ni el mismo Kazekage. Pero necesitaba hablar con él, verlo.


Como supuso, la dejaron entrar al reconocerla. Su cabello rosado largo la delataba, y la vestimenta de doctora. Tocó la puerta un par de veces, hasta escuchar la profunda voz detrás de la puerta "Entre". Gaara sólo escuchó la puerta abrirse, más no levantó la mirada sobre los tantos papeles y pergaminos que tenía exparcidos por todo su escritorio. Leía con detenimiento lo que le había enviado el consejo de Suna.


-Kazekage-sama.-



Él no podía confundir esa melodiosa voz que hacía tiempo no escuchaba. La observó apreciando que aún llevaba la bata de doctora junto con unos documentos en mano. Le sonrió  sin mostrar los dientes.



-Vengo a entregarle el informe del hospital.-



Él hizo contacto con sus manos, la pelirosada se entremeció. El aguamarina dejó el informe encima de la mesa para luego dar un gran suspiro.



-Gracias. He estado muy ocupado y no pude ir a verte al hospital.-



-¿Usted fué el que me mandaba los tulipanes?-


Sonrió de lado, lo había descubierto.



-Si, fue unas disculpas por no ir a verte. Más me hubiera gustado dártelas yo en persona por tu esfuerzo.-


Sus mejillas se hicieron rosadas, nunca antes le habían regalado tantas flores en su vida, ni siquiera Sasuke era tan detallista como para enviarle flores, pensaría que era algo cursi.



-Tenía algo que decírte, Sakura.-



Él se paró de su asiento para posicionarse frente a ella. La poca distancia que llevaban era mínima, Sakura se puso inquieta al sentir las manos del Kazekage juntando con las suyas.


-Quiero que te cases conmigo.-


Un balde de agua fría imaginario cayó encima de ella. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Ya la descubrieron? La ojijade tenía los ojos muy abiertos, sin poder mover músculo alguno. Las cálidas y grandes manos del Kazekage impedían razonar.



-El consejo Suna lo decidieron sin consultarme.  Ellos creen que es mejor casarme con alguien importante de Konoha, y no me imagino comprometerme con otra persona que no seas tú, Sakura.-




Su respiración se regularizó. Al parecer ambos consejos estaban de acuerdo a que se casaran, más no específicamente con ella, pero al parecer no tenían otra opción.



El pelirrojo mayor le acarició la mejilla derecha sin soltarla, se mordió los labios de lo nerviosa que estaba.


-No te preocupes, no te voy a obligar. Si no aceptas, tendré que casarme con Hinata.-


No. No. No


-Me tomó muy desprevenida Kazekage-sama.-



Se excusó tomando un bocado del aire, empezó a jugar con sus dedos sin que él se diese cuenta. No quería que pensara que lo rechazaría. Pero tampoco tenía en claro sus sentimientos en ese momento.



-Me casaré con usted.-



Ella se separó de él para luego salir de ahí, no sin antes apreciar el rostro de la pelirosada antes de desaparecer.


-No me digas Kazekage, dime Gaara.-



Sakura salió de la torre Kage a toda prisa. Al toparse con varios ninjas que cuidaban la torre la observaban confundidos por la manera en que se iba, pero poco le importó.


Estaba confundida, su estómago estaba revuelto. ¿Podía llegar a querer a Gaara antes de casarse? ¿Qué pensará él al tener que unirse con ella por el resto de su vida porque el consejo se lo ordenó? ¿Que sentirá? Su actitud tranquila de él era muy perturbadora. Eran muchas preguntas, pero pocas respuestas que podían llegar a su cabeza.

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Muchas gracias por sus comentarios. Ya casi 45k leídas! Ni yo me la creo!

Seduciendo al Kazekage | GaasakuWhere stories live. Discover now