Capítulo 27: Susurros

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Capítulo 27:

Susurros

Susurros

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Dess

He pasado horas visualizando el sello de Miguel, cada línea que se tuerce para dar forma a un símbolo que lo conforma. Aunado a un intenso dolor de cabeza que no se calma con nada.

Hemos enviado a Azazel devuelta al infierno lo que ha requerido demasiado poder. Los tres estuvimos inconscientes casi cinco horas, en un sueño profundo y que debió ser reparador, pero las puntadas en mi cabeza indican todo lo contrario. Ahora el cuerpo angélico de Azazel permanece debajo de las instalaciones de la academia con otros sellos que han puesto los arcanos.

Temporalmente, él no es un problema. No tenemos ninguna señal de cuando despertarán los demás. Geraldine guarda esperanzas para que los dos últimos celestiales se unan a nosotros, en cambio, yo estoy segura de que ocurrirá lo contrario. El cierre de los siete sellos se prolongará por un largo tiempo y las consecuencias serán nefastas.

Luz de Medianoche está libre de rebeldes, lo hemos conseguido. Con una buena cantidad de heridos, pero esta vez no hay muertos. De momento no los hay, eso no significa que algunos no se encuentren con lesiones graves. Karla se encuentra entre ellos, su enfrentamiento con Ismael la ha llevado al borde de la muerte, su cuerpo ya ha sanado, pero ella no despierta. Sigue aquí con nosotros, pero su mente quien sabe dónde se encuentra, su estado es delicado e impredecible. La enfermería aún posee las marcas de la llegada de Azazel, las paredes son el latente recuerdo de quienes terminaron su viaje aquí, hace apenas unos días.

Los arcanos han traído personal de sanación, muchas caras nuevas desplazándose por los pasillos entre argeles de la casa de Rafael y hadas con dones curativos. Ya he revisado varias de las habitaciones en busca de Santiago, espero encontrarlo detrás de esta puerta.

Coloco mi mano sobre ella y empujo, dos líneas de camillas cubren la habitación.

Doy un paso al interior con mis ojos en un solo objetivo.

Allí esta él, en la cuarta camilla del lado izquierdo. No se ve tan mal como me dijeron que se encontraba, supongo que en cinco horas se ha recuperado, pero no lo suficiente la palidez de su rostro me hace recordar el mío propio cuando llegue a la academia. No veo rastros de heridas, pero la sangre y las rasgaduras de su ropa son los detalles que oculta su piel.

Me acomodo en la orilla de la camilla. Su pecho sube y baja con regularidad, lo que me tranquiliza. Él solo está dormido mientras su cuerpo termina de sanar los daños ocasionados. Dibujo con yema de mis dedos los ángulos de su rostro tomando como punto de inicio el borde de sus delgados labios, tan suaves y provocativos.

—En unas horas despertará —dice Romina, ni sentí su presencia a mi espalda.

Cambio la dirección de mis dedos deslizándolos por su mejilla hasta alcanzar su cabello tan sedoso al tacto. Romina se detiene justo del otro lado de la camilla. Está de pie, pero es un desastre, tiene sangre hasta en el cabello y su hombro derecho está expuesto, la tela de su blusa rasgada y su piel blanca muestra unas marcas rosadas, una mordedura.

Celestial. Luz de Medianoche (libro 2)Where stories live. Discover now