-Estrellita, te he extrañado tanto.-susurra en mi oído.

-¿Pero qué haces?- Me giro para encontrar su cara tan cerca de la mía que puedo sentir su aliento. -¡Suéltame!- digo suave.

-¿Es que no me has extrañado tanto como yo a ti?- dijo formando una sonrisa arrogante.

-Pues no, fijate que no.- lo dije armada de valor moviendome para soltarme de su agarre.

-Ah ¿De verdad mi Estrellita? ¿Ya te olvidastes de mi?- Su sonrisa se hizo más grande y apretó su agarre rozando su nariz contra mi mejilla. - Que pena por que yo si te extrañe.-

-Claro ¿Es por eso que vinistes con mi hermana hoy?- Las palabras dejaron mi boca.

-Sabes que la única razón por la que estoy con ella, es por que no quiero hacerla sufrir como te hice sufrir a ti. Nunca olvidaré lo mucho que te hice daño.- Su sonrisa se desvaneció. -Cometí un error y no quiero que las dos salgan lastimadas, prefiero yo pagar las consecuencias. Nunca me he perdonado lastimarte a ti, no creo poder aguantar el dolor de hacerle daño a las dos.- dijo sutilmente. -Sabes que lo más importante eres tu en mi vida Estrellita. Por eso siempre vuelvo a ti.- Sus ojos encontraron los míos.

Quiero decir que me iba a soltar, lo abofetearía y saldría corriendo a decirle a mi hermana con la clase de hombre con la que está, pero la realidad sus palabras me derritieron el corazón y se incrustaron en mi mente como un sello. Nuestros rostros se fueron acercando más, tanto así que ya puedo sentir su calor cerca de mis labios, cuando escucho alguien aclarar su garganta y mi cuerpo se contrae.

-¡Ejem! Espero no interrumpir nada importante. Digo verdad por eso de que dejastes a tu amada novia esperando sola en la sala- Cruza sus brazos en su pecho mientras nos mira con puro odio en sus ojos

-¡No, no, no! Solo conversabamos- digo nerviosa mientras que Estaban curvó una sonrisa Siniestra.

-Tan entrometida como siempre ¿No Tatiana?-

-Claro y tu tan poco hombre como siempre ¿No Estaban?-

-Tranquila rabiosa. Ya me voy- Alzó sus manos en son de paz. -Y Estrellita, recuerda esto. No importa lo que pase, lo que te acabo de decir es real.- Me guiña el ojo.

Tome una buche de aire grande y lo solté. Todavía puedo sentir el calor de Esteban cerca de mi, activando cada uno de mis sentidos. Es como si él fuera una adicción que no puedo superar, mucho menos controlar. Su cara perfilada casi perfecta, su cabello negro que acariciaba cada noche y esos ojos azules tan bellos que hacen que te pierdas en un mar de amor(pero q cosas dices Soraya, es el novio de tu hermana, relájate y coopera por favor) Tatiana me saca del trance tóxico en el que estoy tomándome por el brazo y halandome hacia ella bruscamente.

-Pero Soraya ¿Que Madres haces? ¿Te volvistes loca? ¿Como te dejas usar por ese imbécil?- dijo en voz baja.

-Ya, cálmate, no pasaba nada- Miro a otro lado. -Solo estábamos conversando.-

-¿No pasa nada? No pasa nada ¿enserio quieres que me crea eso?- me dio una mirada asesina. - Claro q no paso nada por que llegue al rescate tuyo. Mira brego contigo y tus mentiras luego, pero ahora ve atender a los dos pedazos de porqueria que estan en la sala para que se larguen por donde entraron.-

Fui a la sala nuevamente tomando mi compostura, para ver a mi hermana sentada y a su lado Esteban. Ambos entrelazando sus manos y compartiendo una sonrisa pura. No puedo negar que al verla así con el hombre que amo, encendió una llama en mi pecho que solo queria brincarle encima y arrancarle el pelo perfecto ese que tiene.

-Bueno. Y entonces ¿Qué les trae por aquí? ¿Que me ibas a contar Vanesa?-

-Pues Sorita...- duda en hablar curvando sus labios. -¿No quieres que limpie la copa del piso primero? Se te puede manchar la alfombra y luego la...-

Escritoras Descaradas (en Pausa) Where stories live. Discover now