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Fuerza, reino y poder, ha dicho alguien.
Y tiene razón.
No queda sino un camino después de haber abierto los ojos.
Hacia adelante señalan todas las flechas
un paso más, sin pausas, desnudez que no enferma,
libertad temprana, sin dolencias aunque parezca haberlas.
Paz, le llaman. Otros ausencia.
Inocencia.
Tu nombre será dicho por el viento, viajero,
dirá a los otros quién has sido,
y en qué, por designio ulterior, te has convertido.
Contarán también, cual voceras, las flechas, quién has de ser.
Te conocen ellas, presienten constantes tus huellas y avances.
Lo que vas dejando atrás, y lo que enfrentas.
Viajero, conocedor de confines, dulcísimo amante.

Gracias por existir.

Aquestas plumas de otoño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora