038

36 13 6
                                    

Nunca fueron mis silencios sumisos,
más bien fieros, con puñales por dientes,
amaron mis huesos.

Su amabilidad era estridente,
clavada en mi tuétano,
hinchando mis coyunturas,
mis nervios corrompiendo.

No era este corazón un mártir tampoco,
no tenía yo sentido de entrega,
ni renuncia, ni humildad.

Reclamé, con ansias,
y, de la mismísima muerte,
recibí solo una, una sola bondad.

Aquestas plumas de otoño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora