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Orquídea de premoniciones,
qué encumbrada te hallo por las noches.
Tremebunda en influencia,
de grácil paso,
mis dedos no llegan a tocarte,
ni uno siquiera de mis roces.

Ay. Luna.

Ay. Cuervo.

Estertor vacilante
que no termina de asestar el golpe.
Miles de pétalos atisbo en tu fronda,
donosura plateada,
tu lunar precipicio me llama.
Lo admiro desde hace dos mil siglos,
y sigo contando.
Y cantando:

Ay. Luna.

Ay. Cuervo.

Aquestas plumas de otoño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora