Capítulo Final

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Julio 28  - Día 119

La sala de espera estaba fría.

Mis manos estaban frías.

Yo estaba fría.

Frío, siempre frío.

Me repetía eso lentamente en mi cabeza hasta que las palabras perdían su significado. Había estado haciendo lo mismo durante toda la mañana, repetía palabras hasta que olvidaba lo que significaban y las letras se mezclaban juntas.

Perdón, por favor, está bien, cansada, enferma, todo reducido a silabas.

No importaba cuantas veces lo había repetido dentro de mi esqueleto; lo único que nunca perdía su significado era Lisa.

Podía ver el reloj desde donde estaba sentada, el segundero corría a través del reloj y cada vez marcaba más cerca la espera de seis horas.

Seis horas, seis meses y un infinito que siempre estaría atrapado.

Me las arregle para identificar a la familia de Lisa en la sala de espera, su hermana lucia como si quisiera salirse de su piel tanto como yo quería hacerlo, su padre tenía una mirada severa y su madre apenas se movía mientras echaba miradas hacia el reloj. Sabía que realmente no podía odiarla. Tal vez había sido egoísta, pero estando ahí mientras la miraba jugar con las cutículas de sus dedos sabía que ella solo quería lo mejor para ella. Es solo que nunca supo la forma correcta de amarla.

Coloque mis manos dentro de las mangas de la sudadera que tenía puesta e incline mi cabeza contra el cuello, de esa forma podía respirar en Lisa. Había robado su sudadera después de que ella se fue, era la misma que se puso el día que horneamos juntas, aun podía sentir su aroma en la ropa. Si cerraba mis ojos podía fingir que ella aún estaba conmigo.

Quería que Lisa viviera para poder besar suavemente sus vendajes, cuando se los quitaran besaría sus cicatrices y le aseguraría que se sigue viendo hermosa. Quería que me recordara que estaría bien y que era más fuerte de lo que yo creía.

Quería quitarle todo su sufrimiento y hacer que nunca volviera sentir dolor de nuevo, poder quitarle todos los tumores y dejarla sana, poder vivir lo que debimos de haber vivido en alguna casa blanca cerca del atardecer. Juntas.

Siempre había sido un poco cínica cuando se trataba de amor, pero creo que una parte de mi pensaba que si el amor existe es algo irrompible, que si dos personas están realmente enamoradas nada debe de ser capaz de separarlos. Estando sentada ahí mientras enviaba oraciones al vacío pensaba que tal vez mi cínico corazón estaba en lo cierto.

No podíamos tener un por siempre. No podíamos quitarnos por completo el dolor de ambas. Incluso si ella sobreviviera a la operación no podría salvarla durante mucho tiempo. Nuestro amor era un débil consuelo en un mundo que parecía ser siempre frío.

No podía obtener todo lo que quería para ella y para mí, pero creo que el privilegio de amarla durante seis meses fue más de lo que algunas personas pueden llegar a tener. Pensé en sus ojos, en la forma como agarro mis dedos cuando yo era la única cosa que ella podía recordar y sabía que en donde sea que Lisa terminara me extrañaría tanto como yo la extrañaría a ella.

Sabía que no debería de aferrarme tanto a Lisa, pero realmente nunca había tenido una opción en la materia. Hay algunas personas que amas por costumbre, porque ellos siempre han estado ahí y siempre lo estarán, son esas personas a quien puedes confiarles todo porque te conocen mejor que tú mismo.

Luego están esas personas que se meten en tu vida y le dan un giro. Ellos te cambian y profundamente en tu interior sabes que eso es lo que has estado buscando durante toda tu vida. Son perfectos, imposibles y duele mucho cuando se van, porque en cierto punto olvidas cómo pudiste sobrevivir antes de ellos.

Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)Where stories live. Discover now