Capítulo 10

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Sacar a Lisa del hospital fue más fácil que la última vez. No había nadie en la sala de recepción, y bajamos en el elevador sin ningún problema. Era una encantadora tarde de mayo, Se me hacía lindo el sonido de nuestra charla ociosa mientras la empujaba por la acera.

Al llegar vi la agradable luz de la panadería, deje escapar un suspiro debido a mis invisibles músculos cansados y mis pulmones jadeantes. Le di un último empujón a la silla finalmente entrando a la cálida tienda.

Estire mis brazos por encima de mi cabeza tomando un largo y profundo respiro de aire con aroma dulce, esto hizo que un ataque de tos me comenzara.

Hubo una pequeña pelea en la parte de atrás de la panadería antes de que Rosie se asomara– Jennie –exclamó ella, limpiando sus manos en su delantal dirigiéndose al mostrador, sus ojos se iluminaron al ver a mi acompañante– ¿Y Lisa también?

Asentí dándole una expresión severa mientras sus ojos se desviaban de mi rostro al de Lisa con emoción en sus ojos.

–¿Podemos tomar prestada tu cocina?

Ella coloco una mano en su cintura–¿Prestada?

–Solo temporalmente –Lisa agrego, mientras acomodaba sus piernas y se levantaba, sus dedos apretando mi brazo para mantener su equilibrio.

–Es una cuestión de vida o muerte –le explique seria, Lisa asintió en acuerdo.

Ella hizo una mueca– Sabes que cierro a las ocho.

–Tengo cáncer, ¿eso cuenta? –pregunto Lisa esperanzada, mientras le dedicaba su mejor sonrisa. Dios, era tan encantadora cuando quería serlo.

–Jennie, estoy haciendo esto solo porque tu amiga es muy muy linda –respondió luego de una pausa, me miro mientras se dirigía a la caja registradora para contar las ganancias del día.

Sonreí sabiendo que Rosé nunca se había resistido a ese tipo de sonrisas, tan adorables; era una de las razones por las que ella amaba a Jisoo– Gracias Rosie, eres la mejor –le mostré el camino a Lisa hasta la cocina, colocando mi mano en su espalda asegurándome de que se mantuviera de pie.

–¡Lo soy! –contesto Rosé a mis espaldas, con su tono suave de voz.

–Sabes que puedo caminar por mí misma –susurro Lisa mientras caminábamos hacia la cocina, Aunque no hizo ningún movimiento para quitar mi mano de su espalda.

Levante mis cejas y la mire– ¿En serio puedes?

–Claro –ella respondió, dirigiéndose a la meseta y apoyándose en ella– ¿Qué clase de pastel haremos?

–Estaba pensando tal vez uno de chocolate con glaseado de vainilla – tome un libro de cocina que estaba en una de las alacenas, examinando la portada roja. Eran más de decoración, ya que Rosé se había memorizado todas las recetas, pero yo no estaba tan familiarizada con el arte de hornear.

Mientras leía los ingredientes que necesitábamos, mis ojos se detuvieron en 'Pastel Supremo de chocolate'– ¿Suena bien? –le pregunte, mientras regresaba a la página y se la enseñaba a Lisa.

Ella asintió, mientras aún se sujetaba de la meseta– Suena perfecto.

–Así que tu... –solté una pequeña risa, tratando de que sonara como una broma, aunque a juzgar por el color rosa que se hizo presente en sus mejillas y el calor que aparecía en mi cuerpo, tenía la sensación de que no estaba siendo del todo exitoso. ¿Qué demonios fue eso? Todo esto era ridículo. Lisa era una paciente, una paciente que ya tenía fecha de muerte. No funcionaría, no importa lo mucho que me hubiera gustado que funcionara. No habría final feliz para nosotros– léeme los ingredientes. Te aviso que no soy la mejor cuando se trata de repostería –le dije moviéndome hacia el estante que contenía las los frascos de harina y azúcar, tratando de evitar su mirada, Debía admitirlo, tenía un poco de miedo de lo que iba a encontrar en ella.

–2 tazas de azúcar, en un tazón –ella comenzó a leer, mientras que la baja vibración de su voz calmaba mis nervios. Tome una taza de medida, un tazón azul, luego llene la taza con azúcar y me detuve cuando ella hablo– ¿Sabías que tienes que quitar el exceso de azúcar de la taza verdad? de lo contrario eso sería más de una taza –ella dijo, y tuve la impresión de que en serio pensaba en reírse de mí. Las cosas entre nosotras no parecían ser capaz de permanecer incomodas por mucho tiempo, ya que Lisa era demasiado tolerante. Ella era como un enorme lago tranquilo.

–Eso era lo que iba a hacer –le mentí, mientras deslizaba mi dedo sobre la taza quitando el exceso de azúcar que callo en sobre mí y en el piso.

–Oh si claro –dijo mientras dejaba escapar una risa de sus labios.

–Púdrete –le dije rápidamente riendo mientras colocaba las dos tazas de azúcar en el tazón.

–2 tazas de harina –agrego mientras movía su pie de adelante hacia atrás golpeando un lado de la meseta.

Me moví por la harina, cuidadosamente llenando dos tazas para colocarlas en el tazón, al final termine con harina en toda mi frente y en mis zapatos rojos.

–No eres buena en esto –Lisa me miro desde donde estaba parada con una sonrisa en su rostro.

Le lancé un poco de harina a Lisa, pero solo logre que el harina llegara al suelo– No te daré pastel si sigues de insolente –le dije bromeando.

–Está bien –levantó sus manos en sumisión– luego hay que poner en 1 cucharada de sal y prometer que le darás pastel a la pobre y enferma Lisa.

–Puedo hacerlo –le conteste mientras disfrutaba del ambiente en la cocina y la mirada de Lisa fija en mí. Pude notar que mostraba mucho a través de sus ojos. En realidad ella no pasaba mucho tiempo demostrando sus sentimientos, pero sus ojos decían mucho. Llene la cuchara de sal y quite el exceso con cuidado.

–¿En serio quisiste decir eso? –ella pregunto con una voz tímida.

–¿Decir que? –le pregunte como si no supiera de lo que estaba hablando. La lenta melodía de la radio en la esquina de la cocina llenaba el silencio, era una lenta melodía de piano que venía de las bocinas de esta mientras esperaba que Lisa me respondiera. Coloque lentamente la cucharada de sal en el tazón.

–Lo que dijiste de que me amabas...

Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)Where stories live. Discover now