Capítulo 40

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Julio 14 - Día 105

Me desperté con el suave quejido que salía de los labios de Lisa, su cuerpo estaba acurrucado en sí mismo, sus manos en forma de puño contra las sabanas, su frente presionada contra la tela. Sus ojos estaban fuertemente cerrados y una delgada línea de sudor recorría su frente, debió de ser algo que le dolió mucho.

El reloj que estaba en la mesita junto de su cama marcaba las 4:06am, el cuarto de hospital estaba oscuro excepto por la luz que venía de la puerta. Trate de bloquear la luz con mi cuerpo para servirle de escudo a Lisa lo mejor que podía y protegerla del mundo de ahí afuera.

–¿Amor es un dolor de cabeza? –murmure moviéndome para tomar sus manos, recordé la forma en que aprisiono mis dedos la última vez usándolos como una línea de vida.

Ella se congelo ante el contacto separándose de inmediato de mi piel– No me toques, NO ME TOQUES.

–Lili soy yo –dije tratando de calmarla mientras me estiraba para presionar el botón de llamado de las enfermeras, intentaba hacer mi mejor esfuerzo por consolarla– soy Jennie.

Ella simplemente cerro sus ojos fuertemente– Yo no-no –dejo escapar un respiro que parecía mas un sollozar– no me toques.

Asentí mordiendo mi labio inferior tan fuerte que estaba segura que me haría una herida y la sangre caería por mi barbilla cubriendo mi cuerpo mientras me bajaba lentamente de la cama tratando de ser cuidadosa y no empujarla. Ella estaba sintiendo mucho dolor y no era su culpa que no supiera quien era yo. No era su culpa que me estuviera alejando de ella. No era su culpa que no me necesitara.

Retrocedí lentamente hacia el closet, mi espalda golpeo la puerta con un sonido que hizo que Lisa se encogiera. Yo solo la estaba lastimando, la estaba lastimando y nunca podría dejar de lastimarla. Mis brazos temblaban de arriba hacia abajo, escalofríos pasaban a través de mi piel mientras me hundía en el suelo. Necesitaba ayudarla, necesitaba repararla y hacer que todo estuviera bien para ella porque yo no podría estar bien hasta que ella lo estuviera. Ni siquiera pude decírselo mientras luchaba contra si misma. Tampoco pude hacerle saber que no estaba sola.

Irene entro en la habitación con nada más que una suave mirada que dirigió a mi, yo estaba sentada en el suelo con mis rodillas pegadas a mi pecho, mis dedos tirando de mis mejillas mientras que lágrimas de frustración amenazaban con desbordarse de mis ojos. Tenía tantas ganas de irme, dejar mi esperanza aquí y correr hasta que mi limitado tanque de oxígeno no fuera lo suficiente para sostenerme, hasta que mis pulmones se llenaran y solo me ahogara. Aunque estando sentada aquí ya había comenzado a ahogarme.

Pero me quede en donde estaba, parecía una bola temblorosa en el suelo porque sabía que al final de todo esto no podía dejarlo por un millón de razones dolorosas. Le prometí que siempre estaría ahí, incluso cuando ella hubiera olvidado porque quería que me quedara.

Porque como John Green dice; Amar es mantener una promesa de cualquier forma.

Y yo iba a mantener esa promesa, incluso cuando probablemente ella no se acordara de esa promesa. La mantendría incluso que me doliera mirarla. La mantendría aunque me rompiera en pedazos.

Cuando llegara el momento de la verdad no tendría ninguna opción en el asunto.

Julio 16 - Día 107

La mire desde el otro lado de la mesa, las esquinas de mi boca se arrugaban incluso cuando estaba tratando de convertirlo en una sonrisa. Por la tarde habíamos ido a la pequeña cafetería, escogimos una pequeña mesa cerca de la ventana. Afuera el cielo se veía nublado y gris, ocasionalmente caían unas gotas de las nubes como si no se decidieran entre llover o no.

Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)Where stories live. Discover now